La emoción desbordó hoy la plaza del Mártir Yaser Arafat, en el centro de Ramala, al oirse al presidente palestino, Mahmoud Abbas, pedir en el pleno de la Asamblea General de la ONU la admisión de "Palestina con las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como su capital".
Lo mismo sucedió en otras ciudades cisjordanas como Naplusa, Hebrón, Tulkarem o Belén, donde miles de personas se concentraron ante pantallas gigantes para seguir la histórica intervención de Abbas en Nueva York.
"Estoy llorando", reconocía un funcionario de la OLP en Ramala tras oír la intervención proyectada en una pantalla gigante acompañada con gritos y aplausos por miles de personas, que se concentraban desde primera hora de la tarde en la plaza repleta de banderas palestinas, fotos del líder, carteles con el emblema de la ONU acompañado de la leyenda "Palestina" e insignias del partido nacionalista Al Fatah.
La mayoría de los asistentes admitían ser conscientes del alto riesgo de que la brecha abierta por su presidente acabe en nada, pero el discurso y los aplausos con que fue interrumpido en el salón de la ONU hicieron a muchos soñar por un momento con que pronto se cumpla el deseo de independencia que les acompaña desde hace más de seis décadas.
"Esperamos establecer nuestro Estado pronto. Nuestro corazón está con Abú Mazén (apodo de Mahmud Abbas) y lo apoyaremos para hacer realidad el Estado de Palestina", afirmó Mohamed, un joven padre de 27 años con el pequeño Ruyan, de seis meses, en sus brazos.
Los palestinos saben que uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentan para lograr que la ONU les acepte como miembro de derecho pleno es la oposición de Estados Unidos, por lo que dirigen muchas de sus pancartas a su Presidente, Barack Obama.
"Obama, apuesta por la justicia", se lee en un cartel, mientras que otro denuncia que "La ocupación es un crimen" y otro avisa que "Ha llegado el momento de una Palestina Libre".
La retransmisión del discurso de Abbas estuvo precedida de un ambiente festivo, con cantantes entonando música con letras nacionalistas y personalidades sociales y políticas realizando discursos de apoyo al rais (Presidente).
"Es un momento muy emocionante. Haber llegado hasta aquí nos llena de una felicidad enorme. Esperamos que los que nos apoyan nos sigan ayudando para acabar con la ocupación israelí y ser libres", dijo Hala Sharif, una mujer en la cuarentena residente en Ramala.
Cientos de banderas palestinas levantadas por jóvenes desde azoteas y tejados destacaban contra un cielo plomizo, mientras la multitud coreaba gritos como "Con nuestro espíritu y nuestra sangre te redimiremos Palestina", "Alá es grande", "Palestina Libre" y "Viva Abu Mazén".
Llas iglesias tocaron las campanas en señal de apoyo del clero y los creyentes cristianos a la iniciativa de los dirigentes palestinos.
Antes de comenzar la intervención de Abbas, la plaza estalló en silbidos y gritos de alegría, cuando un presentador gritó por el micrófono que "Abbas ha entregado la petición de admisión a Ban Ki-Moon".
Pese a compartir la emoción, exacerbada por los cantos y eslóganes nacionalistas, no todo el mundo en la plaza se mostraba de acuerdo con la iniciativa. "No creo que la solución de dos estados vaya a funcionar, porque Palestina será un pequeño Batustán dividido en pequeñas islas entre las colonias judías y, además, no podemos darnos por satisfechos recuperando sólo una parte tan pequeña de la Palestina histórica. Por eso no creo que ir a la ONU sea un paso en la dirección correcta", aseguró una joven palestina-israelí de Jerusalén que pidió no revelar su nombre.