Una marea de banderas españolas invadió este domingo las calles de Barcelona. Cientos de miles de personas llegaron a la ciudad para participar de una manifestación contra el proceso de independencia de Cataluña, una semana después de que las autoridades locales realizaran un referéndum de secesión -que el gobierno nacional considera ilegal- y que desató una crisis política sin precedentes en la historia reciente de España.
Según la policía local, 350.000 personas asistieron al encuentro, cifra que para los organizadores ascendió a casi un millón. La iniciativa fue convocada por la asociación Societat Civil Catalana (SCC) y fue respaldada por el oficialista Partido Popular, el Partido Socialista de Cataluña y Ciudadanos, la primera fuerza de oposición en la región.
La concentración, que comenzó a las 11.00 hora local y finalizó cerca de las 15.00, se realizó entre gritos de "Puigdemont a prisión", "Viva España, viva Cataluña" y "Yo soy español". No se registraron incidentes.
La cita también contó con un invitado que destacó del resto: el escritor peruano y Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, quien fue el encargado de realizar uno de los discursos más aplaudidos. "La democracia española está aquí para quedarse y ninguna conjetura independentista la destruirá", aseguró el escritor, quien estuvo acompañado de algunas figuras de la política española, como el líder de Ciudadanos Albert Rivera.
"La pasión puede ser destructiva y feroz cuando la mueven el fanatismo y el racismo. La peor de todas, la que ha causado más estragos en la historia, es la pasión nacionalista", aseguró Vargas Llosa, quien también tiene la nacionalidad española. Según el escritor, la manifestación fue "la mejor demostración" de que hay un sector "muy amplio de catalanes" que no se sienten representados por los independentistas.
La consulta pública, que se realizó el 1 de octubre y estuvo marcada por las cargas de la policía española, arrojó que el 90% votó a favor de la independencia, con el 43% de participación de un censo de 5,3 millones de personas.
El acto culmina en un fin de semana marcado por las manifestaciones en toda España y en momentos en que ambas posturas se encuentran en lugares opuestos.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se ha negado a dialogar con los independentistas y no descarta dar un golpe sobre la mesa para detener el intento de secesión.
"No descarto absolutamente nada", aseguró el mandatario en una entrevista que publicó este domingo el diario El País ante la posibilidad de aplicar el artículo 155 de la Constitución, que permite que el gobierno central de Madrid tome control del ejecutivo regional si este no cumple con la Constitución del país.
Por su parte el líder catalán, Carles Puigdemont, aseguró durante la jornada que Cataluña aplicará la ley que ampara una declaración de independencia si un referendo muestra una mayoría favorable.
"Lo que está pasando en Cataluña es real, les guste o no. Son millones de personas que han votado, que quieren decidir, tenemos que hablar de esto", aseguró en declaraciones a TV3.
El gobierno catalán ha superado hasta el momento las ofensivas judiciales de Madrid y una serie de presiones económicas, como la salida de la región de compañías emblemáticas como CaixaBank, Gas Natural o Banco Sabadell.
La manifestación tiene lugar dos días antes de un día clave en el episodio independentista.
El martes, Puigdemont se dirigirá a la cámara regional para comentar "la situación política". Se ignora de momento si será el momento elegido para declarar la independencia.
Esa sesión debía realizarse este lunes, pero el Tribunal Constitucional suspendió el jueves la comparecencia del líder catalán con el argumento de que esta podría generar un "quebrantamiento de la Constitución".