Miles de personas con banderas sirias participaron el sábado en el funeral masivo de 44 personas que murieron la ví­spera en dos atentados suicidas contra complejos de los servicios de inteligencia en Damasco.

El gobierno del presidente Bashar Assad dijo que la investigación preliminar apunta a al-Qaida y que el derramamiento de sangre y la destrucción en la capital refuerzan su argumento de que terroristas, no reformistas, son los responsables de la rebelión contra el gobierno.

La oposición, entretanto, expresó dudas sobre la versión oficial, y dijo temer que el gobierno iba a usar la distracción causada por las bombas para desplegar refuerzos militares y lanzar una operación masiva contra activistas en áreas del centro de Siria.

Los cañoneos a la ciudad de Homs mataron el sábado al menos a tres personas en el distrito de Baba Amr y causaron incendios en varias casas y negocios, dijeron activistas.

El gobierno vinculó los ataques del viernes con la sublevación popular contra Assad. Se trató de los primeros atentados suicidas desde que comenzaron las protestas en marzo, y dan una nueva dimensión a un conflicto que ya ha puesto al paí­s al borde de la guerra civil.

La oposición ha cuestionado la versión del gobierno e insinuado que el régimen pudiera haber realizado los ataques, ocurridos un dí­a antes de la llegada de un equipo de avanzada de observadores de la Liga Arabe que investigarán la sangrienta represión de Assad contra la revuelta popular.