Brasil está trabajando contra el tiempo para tener lista la infraestructura necesaria para el Mundial 2014. La FIFA está preocupada por el ritmo lento de las obras y por el alza del presupuesto. Las autoridades brasileñas quieren una Copa del Mundo con doce estadios y doce ciudades, pero los retrasos en el inicio de las obras ya amenazan a varias de ellas.
Hasta ahora se ha terminado el 7,5 % de las obras y en un reportaje de la revista Veja, se calculó que al ritmo de trabajo actual, Brasil terminaría los estadios en 2038.
De los siete nuevos recintos deportivos, el más atrasado es el de Natal (noreste), donde todavía no comenzaron los trabajos a la espera de la demolición de un antiguo recinto, prevista para julio.
En Sao Paulo, se empezó a preparar el terreno de la probable sede del partido inaugural hace apenas dos semanas, todavía sin saber quién pagará el costo extra de las duras exigencias de la FIFA, lo que incluiría la ampliación del aforo hasta 65 mil asientos.
Las obras están más avanzadas en los cinco estadios que sólo necesitan reformas, a excepción de Curitiba, donde no se comenzaron los trabajos.
En el Maracaná de Río de Janeiro, sede de la final, las obras han cumplido nueve meses y quedan algunos escombros. Los arquitectos pretenden concluir los trabajos a finales de 2012, a tiempo para la Copa de las Confederaciones, aunque el mayor problema para el coliseo carioca es el presupuesto. Se pasó de una cifra inicial de 285 millones de dólares a 590 millones, una cifra que aumentó un 35 % sobre el valor de la licitación porque los estudios no habían detectado que la cubierta está en ruinas.