Preocupación han expresado algunos sectores por los posibles impactos que puede tener la eliminación del FUT, pieza clave de la reforma tributaria que impulsará la Presidenta electa, Michelle Bachelet, y que fue confirmada ayer por el futuro ministro de Hacienda, Alberto Arenas, en entrevista con La Tercera. Arenas despejó las dudas sobre la eliminación del mecanismo, a la vez que señaló que "no tenemos problemas en tener diálogos, pero un diálogo para avanzar en la implementación de la reforma tributaria que se le ha propuesto al país".
Las reacciones no se hicieron esperar. Desde el mundo gremial, Andrés Santa Cruz, presidente de la Cámara de la Producción y del Comercio (CPC), valora "la disposición de oír a todos los actores, para que los insumos que todo el mundo pueda entregar contribuyan a enriquecer una mejor propuesta".
En relación con la eliminación del FUT, Santa Cruz sostiene que como gremio mantienen su opinión, "en orden a que es un buen mecanismo, que ha facilitado ahorro e inversión, y esa eliminación puede ser más perjudicial para las pequeñas empresas que para las grandes".
Coincide Gastón Lewin, presidente de Asimet, para quien "el FUT (su eliminación), al principal sector que afectará es a la mediana y pequeña industria, no a la grande", principalmente "en su capital de trabajo, donde tienen más problemas hoy, en las operaciones". Por lo mismo, agrega Lewin, es un tema "que no se puede implantar así como así, sin conversar o buscar otro tipo de propuestas que Alberto Arenas tenga en el programa de la nueva presidenta. Es un tema que hay que hablarlo, porque es sumamente delicado".
Pero, ¿cuál es el margen de acción del sector privado para que sus propuestas sean atendidas, si la eliminación del FUT está decidida? Santa Cruz es claro: "Mientras el proyecto de ley no esté presentado y haya voluntad, vamos a hacer llegar nuestro punto de vista", dijo.
"Si está decidida la eliminación y no deja margen para hacer propuestas distintas a esta, evidentemente no hay mucho de que conversar", dice Lewin. "Tiene que haber un poquito más de apertura para poder lograr un consenso y hacer ver la postura de los distintos gremios", añade.
Alejandro Fernández, economista de la consultora Gemines, lo califica como "una decisión riesgosa, que podría tener consecuencias inesperadas". Fernández va más allá y señala que "si no se hace bien el proceso de transición y el reemplazo del FUT por un mecanismo que permita premiar el ahorro, esto puede ser el Transantiago tributario".
Hernán Frigolett, economista de Aserta Consultores, desestima efectos sobre la inversión, uno de los argumentos levantados desde el sector privado. "No va a tener efecto en la inversión, porque tampoco se trata de cambiar la tasa. Lo que se va a hacer es terminar el resquicio por el cual una parte del impuesto queda pendiente, y que queda tanto tiempo pendiente, que nunca se paga".
A su juicio, no tendrá efectos en la inversión "porque los inversionistas extranjeros ya están pagando una tasa de 35%, y para ello no va a significar cambios".