En noviembre pasado, los murales de los artistas mexicanos David Alfaro Siqueiros y Xavier Guerrero volvieron a exhibirse majestuosos e imponentes. Ubicados en la Escuela México de Chillán, y luego de más de 60 años, se presentaban las primeras restauraciones a estas obras, símbolos y principales atractivos turísticos de la ciudad.
Gracias a un acuerdo firmado en 2006 por los gobiernos de Chile y México, tres especialistas de ese país y uno nacional trabajaron por 13 meses en la restauración de los murales, ambos de 1940: Muerte al Invasor, de Siqueiros, y De México a Chile, de Xavier Guerrero. La humedad y el paso de los años fueron los factores de deterioro de los murales en los que se invirtieron 200 millones de pesos, donados por los gobiernos de ambos países. Sin embargo, el reciente terremoto que sacudió al centro y sur del país dañó también los reinauguradas obras. "Hay desprendimiento de capas pictóricas y la parte superior del cielo que está hecho en madera tiene grietas, pero son detalles.
"Siqueiros pasó la prueba", dice el alcalde de Chillán, Sergio Zarzar, luego de que una comitiva de expertos de la municipalidad visitara el recinto. El fresco de Guerrero no corrió la misma suerte. "Tiene daño severo. Al menos, 35% del cielo se cayó, es la mayor pérdida", agrega Luis Aguirre, seremi de Cultura de la Región del Biobío.
Los murales, ambos Monumentos Históricos desde 2004, serán inspeccionados por expertos del Consejo de Monumentos Nacionales que viajarán desde Santiago la próxima semana. Hasta entonces, la Escuela México permanecerá cerrada.
En 1940, Siqueiros pisó suelo chileno. Acérrimo estalinista, el artista escapó de México luego de comandar un atentado contra León Trotsky, exiliado de la Unión Soviética por Stalin y que se hospedaba en la casa de Frida Kahlo y Diego Rivera. Gracias a las gestiones de Pablo Neruda, entonces cónsul general en México, él y Xavier Guerrero (grabador comunista) se refugiaron en unas dependencias de la Escuela México en Chillán, recinto donado por ese gobierno a Chile, luego del terremoto que devastó a la localidad en 1939. En sus muros quedaría plasmada Muerte al invasor: 160 metros cuadrados de madera y esmalte, donde se despliega todo el expresionismo del Muralismo Mexicano y se narra la lucha de ambos países contra la invasión española. Mientras, Guerrero destaca a personajes chillanejos y mexicanos, hombres, mujeres y niños trabajando juntos y una leyenda: "Gobernar es educar".