Andy Murray se levantó ayer pensando en que jugaría el partido más importante de su carrera ante el canadiense Milos Raonic (4º) en las semifinales del Masters 1000 de París-Bercy. Lo era, porque un triunfo le permitiría transformarse por primera vez en número uno del mundo, terminando con la hegemonía de Novak Djokovic.
Mientras lograba ordenar sus sensaciones antes de salir a la cancha y estudiaba las últimas jugadas de su rival observando algunos videos, el canadiense se le acercó en el vestuario y le comunicó que no se presentaría a jugar por un desgarro en el muslo derecho y que además lo marginará del Masters de Londres.
"Cerré corriendo el iPad cuando Milos entró", bromeó Murray, de 29 años, quien se convertirá en el segundo jugador de mayor edad en alcanzar el número uno tras John Newcombe, quien llegó a la cima con 30, en 1974. Además, tras 12 años habrá un nombre distinto al de Nole, Roger Federer y Rafael Nadal en lo más alto del tenis mundial.
"No me esperaba esto hoy (ayer), así que fue un poco raro cuando sucedió. Todo el mundo hablaba de esta semana, pero siento que llegar al número uno no es resultado de esta semana, ni la pasada, ni de unos días, sino de doce meses de trabajo", manifestó el escocés, quien hoy enfrentará en la final al estadounidense John Isner (27º), que superó por 6-4 y 6-3 al croata Marin Cilic (10º), verdugo de Djokovic.
De este modo, Murray buscará sumar su octava corona de la temporada, luego de sus éxitos en Roma, Queen's, Wimbledon, los Juegos Olímpicos de Río, Beijing, Shanghai y Viena. Logros poco imaginables hace 11 años, cuando se presentó en las clasificaciones de los challengers de La Serena y Santiago.
En el certamen de la Cuarta Región cayó ante el costarricense Juan Antonio Marín en la última ronda de la qualy, mientras que en la capital fue superado por el chileno Felipe Parada en tres sets en su debut en la fase previa. En ese torneo jugó dobles, con Paul Capdeville como compañero, inclinándose ante Hermes Gamonal y Phillip Harboe.
Lejos de ese pasado, hoy Murray piensa en nuevos objetivos, luego de convertirse en el 26º número uno de la Era Abierta: "Ahora que lo he conseguido, tengo que resetear mis objetivos y encontrar lo próximo que me motive y que me haga seguir mejorando. Así que eso es lo que intentaremos a partir de ahora".
"Al principio de mi carrera soñaba con ganar grand slams, pero ahora que voy siendo más veterano alcanzar el número uno era algo que tenía que intentar. Necesité mejorar mi regularidad y es algo que he logrado en las últimas dos temporadas. Estoy muy feliz por haberlo conseguido", cerró.