Fue uno de los proyectos más innovadores para la enseñanza del arte universal en Chile. En 1993 abría sus puertas el Artequin, un museo que se proponía fomentar la apreciación artística a través del juego, la interacción y la tecnología. Se instaló, además, en una de las más bellas construcciones de Santiago: el Pabellón París, edificio construido en hierro y zinc con motivo de la Exposición Universal de París, de 1889 y años después trasladado en barco y reconstruido en el Parque Quinta Normal, para ser declarado monumento nacional en 1986.

El museo tuvo gran éxito, sobre todo a nivel escolar: con una museografía de primer nivel, que incluía recorridos interactivos y medios digitales y audiovisuales, el Artequin se convirtió en un paseo obligado de los alumnos de Santiago. Y luego se abrieron otras dos sedes: en Viña del Mar y Concepción.

Tras 24 años, el museo vive ahora su periodo de mayor renovación. Este viernes se hizo la presentación de Artequin 2.0, la reinauguración de toda la museografía del primer piso del edificio, que llevó más de un año y que contó con una inversión de $ 37 millones, financiada con el apoyo de la Municipalidad de Santiago.

Siguiendo el espíritu lúdico del museo, la ceremonia de reapertura tuvo de anfitriones a los propios niños: un grupo de ellos disfrazados de grandes artistas - entre ellos Pablo Picasso, Andy Warhol, Salvador Dalí, Frida Khalo y Diego Velázquez-, lideraron el recorrido a las más de 300 personas que asistieron a conocer la nueva propuesta del museo. También participaron alumnos de 5° básico del colegio de Cerro Navia de Belén Educa y otro grupo de niños del jardín infantil Ignacio Carrera Pinto, de Quinta Normal.

"A través de una metodología renovada y una museografía que se adapta a las tendencias actuales, queremos ofrecer una propuesta diferente al visitante de nuestro museo. Hoy tenemos una audiencia más activa, que participa y opina y, que quiere llevarse una reflexión tras su visita. Es por ello, que la propuesta de hoy, es por medio de espacios de interacción y que desarrollan el pensamiento crítico", dice Yennyferth Becerra, directora ejecutiva del Artequin,

La nueva propuesta, encabezada por el área educativa del museo, pone en valor la experimentación y potencia lo que cada niño o niña trae como conocimiento y vivencia previa. Las nuevas visitas se enriquecen con juegos de relaciones y la interacción con materiales que ayudan a reflexionar. Además de poner a las nuevas tecnologías al servicio de los contenidos actuales.

De esta forma, en el primer piso se reestructuró la museografía con tres nuevos laboratorios prácticos, donde el público puede trabajar con material interactivo, pantallas digitales; además de tener ocho lentes de realidad aumentada -facilitadas por Samsung- con las cuales se puede recorrer el museo de forma virtual, ampliándose el número de obras y los contenidos de ellas. La idea también es que exista una mayor rotación de las obras que se exhiben: serán cambiadas dos veces al año.

Siguiendo hacia el segundo piso, en los descansos a cada lado de las escaleras, hay recreaciones de gabinetes de artistas de diferentes épocas, para explicar cómo ha evolucionado la práctica del arte, desde los pintores de caballete como Monet, hasta aquellos que trabajan con instalaciones como la japonesa Yayoi Kusama.

Al final de la escalera se sitúa el "cuadro vivo", una proyección del proceso de creación de diferentes obras de arte en formato de 2 x 3 metros. Entre ellos está Pollock, Munch, Violeta Parra y Van Gogh.

Eso sí, la transformación completa del Artequin está todavía pendiente con la remodelación del segundo piso, donde se espera implementar diferentes talleres específicos para trabajar de manera interactiva la luz, el color, las formas y las texturas. Para el equipo del museo es fundamental celebrar sus 25 años, en 2018, con una mirada que esté acorde a lo que espera la audiencia del siglo XXI, donde la experiencia personal de cada espectador sea la base del aprendizaje y del propio descubrimiento artístico.