Fue fundado oficialmente en 1880, pero recién después de 30 años el Museo Nacional de Bellas Artes tuvo su sede definitiva en el Parque Forestal. Durante los primeros años, el museo -que empezó con alrededor de 140 obras- funcionó de manera precaria en el antiguo Congreso Nacional, donde sólo abría a público los domigos después de mediodía. En 1887 el gobierno adquirió como sede el Partenón de Quinta Normal, que rápidamente quedó chico: en 1905 ya estaba claro la construcción de un edificio para el museo, que fue encargado al arquitecto chileno-francés Emile Jequier.
Jequier decidió levantar una especie de réplica del Petit Palais de París. La inauguración del nuevo inmueble en 1910 se convirtió en uno de los hitos de las celebraciones por el centenario de Chile.
Ayer, y cuando se están cumpliendo 40 años desde que el museo fue declarado monumento nacional, su director, Roberto Farriol, anunció la puesta en marcha de la mayor restauración de su historia. Se trata de la conservación de su fachada, incluyendo ambos muros laterales (correspondientes al Museo de Bellas Artes y no al MAC), lo que significará una inversión de $825 millones por parte de la Dibam.
Las obras contemplan el tratamiento de los revestimientos del edificio que han perdido adherencia; arreglo de fisuras y grietas; reposición de ornamentos faltantes, como también de maderas y vidrios, y la armonización cromática de los muros. "Este es el principio de una serie de restauraciones al edificio que hace mucho tiempo son necesarias", señaló ayer el director de la Dibam, Angel Cabeza. "Esto no significa que vayamos a olvidar las huellas de su historia. La idea es conservar detalles importantes como las marcas de las balas que quedaron luego de que el edificio fuera atacado tras el Golpe de Estado", agregó, aludiendo a los militares que balearon con metralletas el museo, historia que fue rescatada en 2014 por el curador Ramón Castillo en una exposición y un documental dirigido por Manuel Tello.
Memoria familiar
En 2014 comenzó el diagnóstico del edificio a cargo de los arquitectos Correa y Lampaya, que sirvió para determinar los trabajos que se llevarían a cabo. Luego el proyecto fue licitado y adjudicado a la empresa Kalam Chile. "Además del deterioro por el paso del tiempo, es preciso reparar antiguas restauraciones que no fueron bien hechas. Los principios de las restauraciones han cambiado, ahora se privilegia una intervención mínima y los trabajos que puedan ser reversibles en caso de que futuras tecnologías puedan dar mejores resultados", dice el arquitecto de la Dibam, Gonzalo Valderrama.
La restauración, que tiene fecha de término para junio de 2017, no significará ningún congelamiento en la cartelera. Al contrario, la idea es generar actividades alusivas para que el público conozca más sobre la historia arquitectónica del inmueble. "En septiembre se lanzará una publicación sobre la historia y restauración del edificio, y se hará una exposición donde invitamos al público a participar con su memoria familiar, enviando fotografías del museo, tomadas en su interior o de la fachada", señala el director Farriol. Las imágenes pueden ser enviadas al correo comunicaciones@mnba.cl.