Fue una de las grandes obsesiones de Caravaggio. El artista italiano, considerado el mayor exponente de la pintura barroca en el siglo XVI, pintó por lo menos ocho veces a Juan Bautista, el personaje bíblico, primo de Jesús de Nazareth, quien lo bautizara en el río Jordán y luego muriera decapitado por ordenanza del rey Herodes. Aunque en los lienzos siempre se le representó con sus señas religiosas características -el tazón, la piel de camello, el cordero y una cruz de caña-, el Juan Bautista de Caravaggio solía escandalizar al mundo conservador; ya sea por su inclinación al naturalismo o por elegir sus modelos entre jóvenes de bajo estrato social.
Una de las más famosas pinturas de Juan Bautista realizada por el italiano y conocida mundialmente como Joven con un cordero (1602) aterrizará por estos días en el país, para ser exhibida entre el 20 de octubre y el 18 de diciembre en la sala Chile del Museo Nacional de Bellas Artes, bajo el nombre de Caravaggio en Chile. Luz del barroco. Tal como sucedió con la obra Virgen con el niño y seis ángeles del pintor renacentista Sandro Boticelli, que el Centro Cultural Palacio La Moneda exhibió en solitario a principios de año; la obra de Caravaggio será la única de su autoría en llegar al país, pero será acompañada por otra dos piezas: una copia del siglo XIX de otra obra del italiano que pertenece a la colección del museo y una pintura contemporánea que cita a Caravaggio, de la artista Josefina Fontecilla.
La obra pertenece a la colección de los Museos Capitolinos en Roma - es traída por la gestión de las empresas Enel Chile, Enel Green Power y el apoyo de la Embajada de Italia y el Instituto italiano de Culturas- y se trata de una de las dos copias que existen de Joven con un cordero: la otra se encuentra en la misma ciudad, en la Galería Doria-Pamphili.
A inicios del 1600, Caravaggio vivía su momento de mayor popularidad, al mismo tiempo que su pintura generaba los primeros escándalos. Apadrinado por el cardenal Francesco María del Monte, el pintor fue contratado para decorar la Capilla Contarelli, donde tuvo su primer problema con una obra sobre San Mateo, al que pintó viejo, con apariencia de jornalero y acompañado de un ángel demasiado adolescente. La pintura fue rechazada al igual que otras en su carrera por la tendencia que tenía Caravaggio de presentar de manera muy realista y humana a personajes que según el clero deberían estar envueltos en un halo de santidad. Ese mismo dramatismo exacerbado por su claroscuro, que a algunos les parecería vulgar, fue lo que lo hizo admirado entre los pintores romanos.
En 1602 el italiano ganó fama con una de sus pocas pinturas secuales: El triunfo del amor, pintada para Vincenzo Giustanini, miembro del círculo del cardenal del Monte, y donde representa a Cupido. El modelo que sirve de inspiración es Cecco, pintor menor y ayudante de Caravaggio, quien también posó como Juan Bautista para Joven con un cordero, la obra que ahora se exhibirá en Chile. En ambas, la imagen del joven desnudo, parte del ideal caravaggista de belleza masculina, fascinan hasta hoy por su ambigüedad entre el mundo religioso y pagano. Cuatro años después, en 1606, Caravaggio se enfrascó en una riña callejera, donde terminó matando por accidente a su amigo Ranuccio Tomassoni. Debió huir de Roma y terminó deambulando entre Nápoles, Sicilia y Malta, donde seguiría conociendo el éxito y el rechazo por partes iguales.