Tuvo un comienzo accidentado. En enero de 2010, la ex Presidenta Michelle Bachelet abrió, con bombos y platillos, las puertas de su proyecto estrella: el Museo de la Memoria, un lugar que daría cuenta de las violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar. Al mes, debió cerrar sus puertas, debido a los daños que sufrió el edificio tras del terremoto del 27 de febrero.
Tras su reapertura, recién en agosto de 2010, el museo ha luchado a toda costa por encontrar su lugar en la ciudad y atraer público. No ha sido fácil. En marzo de este año, su directora Romy Schmidt fue reemplazada por Ricardo Brodsky, licenciado en literatura y ex asesor del ministro José Antonio Viera- Gallo. El desafío mayor de su nuevo director: poner al museo en el mapa cultural de Santiago.
Tras cinco meses su gestión arroja resultados: aumentaron las exposiciones temporales, el museo se unió como sede al Festival de Documentales (Fidocs) y al festival de danza Vertientes. Se hizo un convenio con Fundación Futuro para gestionar visitas escolares y desde hace unas semanas un spot publicitario del museo se emite por TVN, paralelo a la serie Los archivos del Cardenal. Las visitas aumentaron de nueve mil a 12 mil al mes. "Es normal que un nuevo espacio demore un tiempo en establecer su identidad y hasta ahora mi misión ha sido difundir el museo, romper con los prejuicios y convertirlo en un destino cotidiano", dice Brodsky.
Su plan no se detiene. Por primera vez el museo inicia una itinerancia al sur del país que parte este martes en el Centro Cultural Diego Rivera de Puerto Montt, donde presentará una selección de documentos y objetos de su colección permanente. Además de un despliegue de elementos audiovisuales, seminarios y ciclos de cine. El costo de la muestra es de $ 20 millones y viajará luego a Osorno y Valdivia. "En el verano queremos seguir a Chiloé y el próximo año al norte del país", dice Brodsky.
Y no sólo eso. El 22 de septiembre se abre la nueva Galería de la Memoria, un espacio que une el Metro Quinta Normal con el museo y que será refaccionado para acoger muestras de foto, pintura y escultura. Se abre con una exhibición sobre el imaginario visual indígena, curada por la investigadora Margarita Alvarado. Según Brodsky, "el tema de los pueblos originarios era una de las deudas del museo".
Sin embargo, la mayor apuesta se hará en marzo de 2012, cuando lleguen a la Galería de la Memoria, desde EEUU, 35 pinturas y dibujos del artista colombiano Fernando Botero. Se trata de una polémica serie, creada en 2005 e inspirada en las torturas que sufrieron los prisioneros de Abu Ghraib, una cárcel en Irak, de parte de militares estadounidenses. "Espero que sea un hito, que marque un antes y después en el museo. Son imágenes coloridas y muy explícitas. El tema tiene que ver con el mensaje del museo: acabar con el abuso", señala el director.
MAS INTERNACIONAL
A inicios de 2003, una serie de fotos que mostraban la violencia y abuso en una cárcel iraquí dieron la vuelta el mundo. Espantado y sin poder sacarse las imágenes de la cabeza, Botero abandonó los paisajes y escenas familiares para dar paso al horror y a la pintura política. Nació la serie de Abu Ghraib, que mantuvo a los personajes rollizos del pintor, pero esta vez protagonizando terribles torturas. Las obras se mostraron en Italia, Francia, Alemania y EEUU, donde por supuesto sacó ronchas. "La tortura es una práctica medieval, perversa, fruto de la ignorancia. Es inaceptable", dijo en esa ocasión el pintor.
Hace unos meses, la U. de Berkeley, dueña de la colección, contactó al Museo de la Memoria para gestionar una muestra en Chile. "Ellos financian los mayores gastos junto a la fundación Open Society. Nosotros no gastaremos mucho", cuenta Brodsky, que recibe un presupuesto de la Dibam de unos $ 1.400 millones al año.
"Es interesante poder darle un carácter más internacional al museo. Aunque el mandato es trabajar sobre el período de la dictadura de Pinochet, el tema de los derechos humanos es universal. A través del arte, podemos tocar estos mismos temas de una forma más abierta, moderna y rica", dice el director.
Por eso, planea seguir gestionando muestras extranjeras. A mediados de 2012, la itinerancia que se inicia ahora al sur cruzará la cordillera a Buenos Aires y Rosario. La idea: estrechar lazos con otros sitios memoriales. Y, a fines de 2012, se planea traer una exhibición del Museo del Holocausto, de Israel. "Somos parte de un red de museos de conciencia. Hay en Brasil, Santo Domingo, está el museo judío de Berlín y la casa de Ana Frank. Pero no queremos copiar ningún modelo. Aspiramos a una identidad propia y eso tiene que ver con integrar el arte al museo", dice.
Para Brodsky, la tarea no acaba ahí, y ya tiene claro el siguiente desafío: la educación. "Hay mucho material y metodología que nos queda por desarrollar. Educar a las nuevas generaciones en los valores de respeto y tolerancia esencial. Nuestro mensaje es que nunca más ocurran violaciones a los derechos humanos en Chile, y ese es un mensaje de futuro, no de pasado", concluye.
RICARDO BRODSKY
Nace en 1957. Licenciado en literatura y "figura histórica del PPD", trabajó para el gobierno de Aylwin y Bachelet. Asesoró a José Weinstein y Paulina Urrutia. En abril se hizo cargo de la dirección del museo.
ITINERANCIA
La muestra por regiones parte este martes en el Centro Cultural Diego Rivera de Puerto Montt y se extiende hasta el 2 de octubre. El 13 de octubre se abre en el Museo Interactivo de Osorno y el 1 de diciembre en el Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia. Se exhibirán módulos con reproducciones de la colección permante, objetos, documentos y 15 arpilleras de la holandesa Marijke Oudegeest.