Hace varios años una buena parte de los tenistas estadounidenses ha optado por formarse en las universidades antes de dar el salto al circuito profesional. Una vuelta larga, pero que en ciertos casos condujo a buenos resultados. Un ejemplo de ello son los tenistas James Blake y John Isner. El primero llegó a ser cuatro del mundo luego de un paso por Harvard. Eso sí, no terminó, a diferencia de Isner, quien estudió comunicaciones en Georgia y hoy es undécimo en el mundo.
En el último tiempo, un número importante de jugadores chilenos también ha optado por este camino. Es el caso de Guillermo Núñez, ex número 10 del mundo en juniors y ganador de un Futuro el año pasado, quien en agosto comenzará sus estudios de economía con un minor en negocios, en la Texas Southern University.
Pero ¿qué hace que un jugador con semejante proyección elija el camino de los libros? "Me decidí, porque allá voy a optar por una carrera, mientras que en el tenis nada me asegura nada. Me estoy yendo por esa parte. Siempre la opción la tuve presente y, además, el circuito universitario es muy bueno y las instalaciones son espectaculares", dice Núñez.
Y es que en cada torneo juvenil hay muchos veedores de las distintas universidades, al punto que la situación se torna incómoda para ciertos jugadores. "Hubo un momento en que los tipos me acosaban. Se contactaban conmigo a través de correos, me llamaban o simplemente iban al hotel donde me quedada. De hecho, uno llegó un día a las 8 de la mañana a hacerme guardia", agrega.
Sobre su futuro, expresa que "a los 22 años me voy a estar graduando y quizás vuelva a insertarme en el circuito profesional".
Una situación similar es la que vive Colomba di Filippo, de 17 años. La jugadora aparecía como una de las mayores promesas nacionales. Sin embargo, aceptó ir a la Universidad de San Diego, donde estudia economía.
"Por mis resultados en juniors y WTA, los coaches de las universidades de Estados Unidos me empezaron a contactar vía mail o Facebook. Desde un principio me pareció interesante, y súper buenas universidades me llamaron. Al principio me costó, pero sentí que era una opción demasiado buena y no podía desaprovecharla. Acá puedo estudiar y jugar tenis al mismo tiempo. Lo estoy disfrutando mucho", relata la tenista, quien también cree que se dará una oportunidad. "Con 21 años probablemente juegue en el circuito antes de ponerme a trabajar en lo que estudié", anticipa.
En tanto, su entrenadora, la argentina Patricia Tarabini, ex medallista de bronce en Atenas 2004, explica: "Opino que si no estás entre los 100 primeros antes de los 20 años, es mejor aprovechar ese tiempo estudiando, porque sólo los que están en ese grupo pueden vivir del tenis. En cambio acá, tú optas a un grado académico y compites a un muy buen nivel. Y luego, con 21 años, te puedes reinsertar en el circuito y todavía te van a quedar 10 años para seguir jugando".
Otra que emigrará es Macarena Olivares, quien irá a Nebraska.
Opuesto es el caso de Nicolás Kauer. A mediados de 2012 ganó un Futuro y luego fue 573º. Sin embargo, se aburrió y se matriculó en ingeniería comercial en la Universidad Adolfo Ibáñez.
"Partí el 2013 esperando tener un buen año, pero empecé a dudar de que a mi edad (iba a cumplir 22) se me estaba pasando la micro y no quería pasar mi vida siendo del montón. Estaba aburrido y ni siquiera juego por la universidad; prefiero disfrutar mis nuevas actividades", apunta.