Naciones Unidas condenó hoy enérgicamente la cadena de atentados cometidos en diferentes zonas de Irak, que dejaron al menos 72 muertos y un centenar de heridos.

Por ello el enviado especial de la ONU en Bagdad, Martin Kobler, instó a los iraquíes a mantenerse unidos y rechazar la violencia.

"Urjo a todos los iraquíes a mantenerse firmes frente a quienes hacen uso de la violencia para impedir que el país sea democrático, estable, seguro y próspero", afirmó Kobler, según detalló Kobleren un comunicado de prensa.

Si bien los incidentes violentos han disminuido en el país desde 2009, el personero indicó que las víctimas de los atentados no son sólo cifras ni forman parte de estadísticas sino que se trata de hombres, mujeres, jóvenes y niños.

"Son principalmente civiles y un vida perdida cada día es mucho, por lo que esta violencia tiene que terminar", añadió el diplomático alemán, quien reiteró su llamado a los iraquíes a mantener unidos frente a la violencia, según la agencia Efe.

La comunidad chiita de Irak volvió a ser en las últimas horas el blanco de una ola de atentados y amplió la brecha entre la población chiita y sunita del país, inmerso en una grave crisis política desde el pasado diciembre. El ataque más sangriento fue contra un grupo de peregrinos que se dirigía al santuario de Kerbala para celebrar la festividad del "arbaín", que marca el fin de los 40 días de luto guardados por la muerte del imán Husein, nieto de Mahoma y venerado por el chiismo.

Los atentados de hoy se producen en un contexto de grave crisis política entre los líderes de la comunidad chiita y sunita, desatada después de la retirada de Irak de las tropas de Estados Unidos.

Esta misma semana el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó su preocupación por la reciente tensión política en Irak y urgió a las partes a seguir trabajando para resolver sus diferencias a través de "diálogo" y "compromisos".

La orden de arresto emitida en diciembre contra el vicepresidente suní Tarek al Hashemi por su supuesta vinculación con el terrorismo desató el conflicto, agravado el pasado 26 de diciembre por una serie de atentados contra chiíes que dejaron más de 63 muertos.

Al Hashemi pertenece al bloque político Al Iraqiya, una coalición laica formada tanto por chiitas como por sunitas, que tiene ocho ministros en el Ejecutivo y ha decidido boicotear las sesiones del Parlamento y el gobierno.