"Tiene una cabeza de un tipo que es superdotado. Mentalmente es algo único. No creo que haya nadie con la actitud de este chico". Las palabras son del ex campeón de Roland Garros, Gastón Gaudio y van dirigidas para Rafael Nadal.
Ayer, el mallorquín venció a Milos Raonic (3º) por 6-3, 7-6 y 6-4 y avanzó a semifinales del Abierto de Australia. De paso, logró 50 victorias en Melbourne Park. Tras la volea errada del canadiense en el punto de partido, el balear mostró su emoción. Cayó de rodillas, se cubrió el rostro y luego se despidió del rival y del árbitro. Sabe que ha conseguido uno de esos triunfos que elevan la confianza al tope.
Ha recuperado el instinto asesino, tras la baja temporada anterior, cuando sólo se adjudicó el Masters 1000 de Montecarlo y el ATP 500 de Barcelona.
En la pretemporada, sin embargo, resurgió su hambre de campeón."Si algo no está roto, no lo arregles; pero si está roto, debes arreglarlo", fue la frase que lanzó tras el triunfo. Lo roto aludió a lo retrasado que jugó frente al mismo Raonic en Brisbane, hace 14 días. Allí, el canadiense lo venció. En ese partido, Nadal no sintió que su derecha hiciera daño, entregándole la iniciativa al rival.
La clave para el buen momento ha sido conseguir traer de vuelta su agresividad. La mejora ha sido considerable en los primeros servicios, con un promedio de 75% en su paso por Australia. Y en el último subió la marca aún más: 83%.
Conectó 40 tiros ganadores y no sufrió un quiebre. Otro aspecto en esta reconstrucción del juego ha sido plantarse dentro de la cancha al momento de devolver el saque. Ayer, enfrentó a un sacador innato y, en todo momento, buscó restar sobre la línea de base. El objetivo es no ceder la iniciativa y quitarle tiempo al sacador para que golpee la segunda bola cómodamente.
Otro cambio ha sido el que la ha impregnado a su raqueta. Le sumo un 1% de peso a su raqueta, consiguiendo mayor velocidad al momento de impactar y con ello, mayor cantidad de tiros ganadores.
Después del partido, el español entregó las claves de su triunfo. "No he perdido ninguna vez la concentración, ni el saque durante el partido, con pocos puntos de quiebre y con un jugador agresivo al resto".