"No soy un analista político". Andrés Parra tiene buen humor, es de tono enérgico y sonrisa fácil. Pero su voz se enfría rápidamente cuando se le pide hacer un juicio de valor sobre Hugo Chávez. Con esa misma velocidad cambia el tema. No le gusta hablar de la realidad política de su país, Colombia, ni menos juzgar, ni positiva ni negativamente, al controversial Presidente venezolano al que interpreta en la serie Hugo Chávez, el Comandante, que se estrena el 31 de enero por TNT (56 VTR, 502 DirecTV) y que se emitirá de lunes a viernes a las 22 horas.

La cautela es un aspecto que Parra tiene dominado para hablar de sus papeles. Ya sabe de controversia, al interpretar a Pablo Escobar en Escobar, el patrón del mal.

Luego de interpretar al infame narcotraficante, aseguró haber "amado y odiado" al personaje. Con Chávez, establece más distancia. "No he tenido ningún tipo de conexión personal con el personaje, creo que puede ser por madurez. No he sentido amor, no he sentido odio, ni nada. Sólo feliz de compartir con la gente con la que trabajo aquí", dice el actor desde Bogotá, donde se encuentra aún grabando capítulos de la serie.

"Ayer grabamos la escena de su famoso discurso en la ONU, donde dijo que olía a azufre -después de que George Bush ocupara el mismo podio-. Es uno de los momentos más épicos e históricos de Chávez", describe Parra, pero agrega: "también grabamos cómo vivió la noche antes de dar ese discurso. Esos son los momentos que a mí más me gustan de Chávez. Todos recordamos cuándo habló en la ONU, pero para mí lo más interesante es lo que le pasó antes, cómo durmió, si lo planeó, si lo improvisó. Eso me gusta, y creo que eso es lo que el público quiere ver; la intimidad".

La serie sigue al ex mandatario desde su fallido golpe de estado en 1992, hasta su extenso gobierno como Presidente de Venezuela entre 1999 y 2013, año en que fallecería de cáncer. Para encarnar al personaje, Parra realizó una extensa investigación personal -"debo haber visto 400 horas de Aló, Presidente", dice en referencia al programa de televisión de Chávez-, además de pasar por capas de maquillaje para lograr un parecido físico. "La peor etapa es el maquillaje prostético. El proceso está demorando cuatro horas. Y es insoportable. Si yo me hiciera dictador, esa sería mi forma de torturar a mis enemigos", asegura riéndose.

En sus zapatos

Con nombres como Pablo Escobar y Hugo Chávez en los créditos de la carrera de Parra, el colombiano tiene claro que sus papeles más conocidos han estado marcados por un peso extra. "Es una responsabilidad gigante. Los personajes reales lo ponen a uno en muchos más problemas. Cuando el papel es ficticio, todas las decisiones las pueden tomar uno y el director, y allí está todo. En cambio, si es un personaje real o famoso, hay muchas expectativas por parte de la gente", explica.

Su principal preocupación fue no hacer una caricatura del político. "Es que Chávez era un tipo con mucho humor. No le gustaba el protocolo. Yo creo que Chávez supo que burlarse de sí mismo era una forma de conectarse con su pueblo. Allí aparece un Chávez que es muy cómico. El político generalmente es muy acartonado y rígido, entonces cuando aparece alguien tan natural y fresco, es divertido. Es como estar en el colegio y que al profesor se le salga una grosería", cuenta Parra.

En el primer capítulo de la serie, se ve a un Chávez antes de llegar al poder diciendo; "yo no quiero protagonismo", cuando lo incitan a tomar el poder en caso de que el golpe de estado tenga éxito. La escena resulta como contraste con lo que vendría después, cuando el venezolano se transformara en Presidente, y comenzara a ser mucho más autoritario. "Esta serie es sobre qué tan vulnerable es el ser humano ante el poder. Ninguno de nosotros está exento de pasar por eso. ¿El poder nos cambia? ¿Se puede sobrevivir al poder? ¿Creen que Donald Trump va a terminar igual que cómo entró? No tenemos ni idea lo que puede pasar en cuatro años. El poder es una cosa muy delicada. Por eso creo que cuando Chávez dice al principio; 'yo no quiero ser protagonista', a lo mejor fue muy honesto. Pero, ¿Cuándo cambió? ¿Qué lo cambió? Y allí es cuando la serie se pone interesante", dice el colombiano.

Si bien Parra reitera que no tenía ninguna opinión en particular sobre su personaje antes de interpretarlo, sí ha sacado algunas conclusiones de la experiencia: "Lo que me ha impactado ha sido descubrir un poco más el mundo de la política latinoamericana. Y la verdad me voy con una decepción. Porque la política no es como nos la tienen pintada. Es muy turbia. Creo que los que menos tenemos participación en el mundo de la política, y a quienes menos beneficia, es a la gente. Si alguien quiere salir ganando de esto, tiene que hacerse político".

El actor confiesa con algo de desazón: "Yo pertenezco a una generación que es la de la desesperanza, que somos aquellos que éramos niños cuando llegó la ola de terror de Pablo Escobar", agregando, "pero tengo mucha ilusión con que nosotros seamos reemplazados por gente que llegue con una nueva idea de democracia y política.

Porque digámoslo, la democracia como invento de la época griega ya no está funcionando. Vienen tiempos terribles y peores. la política actual se murió. Hoy el que va para adelante es el que más odio incite, el más agresivo. Va a haber un colapso, pero como siempre pasa, va a haber un renacimiento". Dándose cuenta de su propio fatalismo, Parra suspira y comienza a reír.