La mexicana Natalia Lafourcade (33) construye el discurso de cualquier artista en plena resaca de su mayor disco, en los años posteriores a su gran golpe: que no está presionada por repetir el mismo impacto, que no hay fantasmas que condicionen su presente, que el palmarés de premios Grammy o discos de oro no corre a la hora de obtener inspiración para escribir nueva música.
"No tenía la intención de hacer un nuevo álbum, ni sentía presión por hacer algo distinto. No había prisa, porque realmente no quería ni quiero superar lo que sucedió con Hasta la raíz. Sentía que podía hacer algo diferente", cuenta a La Tercera la cantante en torno a su título de 2015, el que se llevó cinco Grammy latinos, calificado como lo más sólido de su trayectoria y que ratificó su perfil como creadora que recurre a las raíces de su país y a la artesanía instrumental para trazar una obra de carácter íntimo.
Pero, a diferencia de muchos otros, la sobrina del escritor Enrique Lafourcade sí se atrevió a apostar por algo distinto y a sacudirse de cualquier expectativa impuesta por el negocio discográfico. El resultado se llama Musas, el disco que aparece el 5 de mayo y donde repasa a algunos de los mayores compositores latinoamericanos, pero sólo con instrumentos de madera, como si nunca hubiera descubierto la electricidad, como guitarras, charangos, armonios y contrabajos, además de otros más locales, tales como el cuatro venezolano o la jarana jarocha, de Veracruz. Todo acompañado de Los Macorinos, el histórico dúo que secundó el epílogo artístico de Chavela Vargas, otra ilustre que convertía las pasiones en huracán.
Igual que Violeta Parra. La chilena aparece en el disco con la versión para Qué he sacado con quererte, esa oda al desamor y la pesadumbre inspirada en su tormentosa relación con el suizo Gilbert Favre. En la voz de Lafourcade, la composición fluye con naturalidad y encaja precisa en un timbre siempre a medio camino entre la serenidad y la penumbra. Además, se trata de su nuevo sencillo, el que se estrena hoy.
"Es un tema que conozco hace mucho y sentía que podía hacer algo bonito e interesante. Es una canción desgarradora, de un desamor terrible, muy poderosa en todas las imágenes que genera. Pero a su vez deja ver toda la ternura y la entereza que a veces uno puede llevar a poner en una relación, en una historia". Y más allá del remezón personal, Qué he sacado… también la conmovió desde otro costado: en el vínculo que trazó con los conflictos sociales que atraviesa México.
"Tenía esas dos emociones entrelazadas. Por un lado el amor y, por el otro, la frustración que sientes por algo que se desintegra, como mis añoranzas y mi tristeza por lo que sucedía en México en ese momento. Fue como ¿qué pasa con esta sociedad? ¿Qué nos pasa como seres humanos? Además, acercarme al folclor me hizo vivir toda la riqueza de lo que tenemos en México", expresa.
Pese a su lazo con Chile, el proyecto de Musas tuvo un origen tan distinto como Brasil. En 2016, luego de un viaje por el gigante sudamericano, Lafourcade volvió a casa con la idea de montar un álbum consagrado a sus mayores ídolos -aunque también cuenta con temas propios- y de grabar con Los Macorinos. Ahí empezó una curatoría que culminó con versiones de Agustín Lara, Mercedes Sosa, Simón Díaz y Chavela Vargas, entre otros. Pero si se trata de enumerar artistas, la autora se sitúa en la actualidad y dice con toda propiedad que forma parte de una generación que ha revalidado las raíces folclóricas y la canción de vieja escuela bajo un enfoque más pop, clan que también integran Carla Morrison, Ximena Sariñana, Camila Moreno o Mon Laferte.
"Somos gente que tiene más curiosidad por abarcar estos aspectos históricos. Cuando te conectas con la parte más poderosa del folclor, ahí encuentras no sólo tu voz, sino que también la voz de la gente. Eso es lo bonito, por eso me encanta Violeta, porque grabó la voz del pueblo", remata.