La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estimó hoy que un centenar de personas murieron ayer en distintos naufragios ocurridos en el Mediterráneo, lo que eleva a más de 5.000 el número de fallecidos este año al intentar llegar por mar a Europa.
Esta cifra convierte a 2016 en el año en el que más inmigrantes y refugiados han muerto en el Mediterráneo central (entre el norte de Africa e Italia) y oriental (entre Turquía y Grecia) desde que ambas rutas migratorias irregulares se convirtieron en las más utilizadas.
La Guardia Costera de Italia ha informado de que ayer dos lanchas de caucho se rompieron y todos sus ocupantes cayeron al mar.
La primera llevaba entre 120 y 140 personas, de las cuales sólo 63 sobrevivieron, mientras que la segunda transportaba a 120 personas, de las que 80 fueron rescatadas.
En otros sucesos ocurridos el mismo día, los cuerpos de rescate recobraron con vida a 175 personas del mar, después de que sus precarias embarcaciones igualmente se hundieran.
Se cree que una de las razones de que la mortalidad haya aumentado tanto en el Mediterráneo tiene que ver con que las lanchas neumáticas que utilizan actualmente los traficantes son de peor calidad.
Otra causa sería que éstos usan tácticas cada vez más peligrosas para evitar ser detectados por las autoridades -como el envío simultáneo de varias embarcaciones- y que se les obligue a retornar al litoral de su partida.
ACNUR dijo que esta situación subraya una vez más la urgente necesidad de aumentar los medios legales de admisión de refugiados y de poner en marcha programas serios de reubicación, de auspicios de privados, reunificación familiar y esquemas de becas para estudiantes.
Todo ello para que la gente no tenga que recurrir a los traficantes y embarcarse en viajes que generalmente son muy peligrosos.