Fue un 29 de octubre de 2002, en el Staples Center de Los Ángeles. Se jugaba el primer cuarto del duelo entre los Lakers, campeones vigentes, y los San Antonio Spurs. El parcial inicial transitaba por su noveno minuto, y el técnico visitante, Greg Popovich, mandaba a la cancha a un joven argentino de 25 años, en reemplazo de la estrella Tim Duncan.
"Asumí que era otro de los experimentos de Pop", confesaría después el experimentado Duncan, quien ayer vio como su compañero completaba su partido número mil en la NBA Hace doce años, en la principal liga de básquetbol del mundo, pocos apostaban al éxito que tendría el flaco y narigón zurdo bahiense. Emanuel Ginóbili ha terminado por convertirse, probablemente, en el mejor jugador no estadounidense en la historia del baloncesto.
La Navidad 2014 resultaría especial para Manu. En el AT&T Center de San Antonio, jugando contra los Oklahoma City Thunder (que ganaron por 114-106, pese a no contar con Kevin Durant), el bahiense de 37 años sumó esta nueva marca a su brillante trayectoria.
Es que, cuando los Spurs lo seleccionaron en el draft de 1999, pocos auguraban a que el transandino se convertiría en una estrella de la NBA.
Por entonces, Manu jugaba en el Viola Reggio Calabria italiano, donde llegó en 1997, tras dos temporadas profesionales en la liga argentina, en el discreto Andino de La Rioja.
Tras ser seleccionado en la segunda ronda, en el puesto 57, Ginóbili optó por quedarse dos temporadas más en Italia antes de cruzar el océano.
Esos dos años serían clave: firmó por el Kinder Bolonia, y ganó todo: dos Copa de Italia, una Liga y una Euroliga, consolidándose como el mejor cestero del Viejo Continente.
Así, llegó a la NBA.
Se podrá discutir que, más allá del argentino, hay otras estrellas del básquet que no son 'gringos': Patrick Ewing nació en Jamaica, Hakeem Olajuwon es nigeriano, o el propio Duncan es de Islas Vírgenes. O que su otro estelar socio, Tony Parker, es francés nacido en Bélgica. Se mencionará a Arvidas Sabonis, Tony Kukoc o al fallecido Drazen Petrovic. Pero nadie ha logrado lo de Ginóbili. Nadie.
En estos mil partidos en la NBA, Manu suma cuatro anillos de campeón.
Para dimensionarlo: es, junto al estadounidense Bill Bradley, el único en la historia en ganar la Euroliga, la NBA y una medalla de oro olímpica.
A eso suma otra de bronce en los Juegos, una plata en el Mundial de 2002, dos All Star Game de la NBA y fue Sexto Hombre del año. En resumen, una enorme lista de premios.
"Creo que no lo hice mal. Al menos, no hice el ridículo", comentó, tras su debut en la NBA, el bahiense. A esas alturas, hace ya mil partidos, ni imaginaba la enorme historia que su zurda prodigiosa comenzaba a escribir.