Israel y el movimiento islamista Hamas reanudaron sus combates ayer, con decenas de muertos -entre ellos ocho niños en un campo de refugiados de Gaza y cinco soldados israelíes- haciendo añicos las esperanzas de un cese el fuego en un conflicto que ninguna presión diplomática parece capaz de imponer. De hecho, en momentos en que la ONU cuestionó la magnitud de los operativos militares en la región, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu advirtió durante la jornada de una "larga operación" en Gaza. Pese a la creciente presión internacional por una tregua, Netanyahu ha visto crecer el apoyo interno a la ofensiva que dirige contra el territorio palestino.
Después de varias horas de calma, los ataques volvieron a cobrar nuevas víctimas ayer. Al menos 31 palestinos murieron en ataques israelíes en las últimas 24 horas, sumando así cerca de 1.100 los fallecidos en Gaza, en su mayoría civiles. En el incidente más grave, ocho niños perdieron la vida en el ataque al campo de refugiados de Shati, hecho que la agencia palestina Maan calificó como "la masacre de Eid", la fiesta con la cual concluyó el mes sagrado musulmán del Ramadán. Sin embargo, el Ejército israelí negó su responsabilidad en el hecho y acusó a milicianos palestinos de haber disparado los cohetes. Por su parte, fuentes citadas por AFP dijeron que el Ejército bombardeó la casa del líder de Hamas en Gaza, Ismail Haniye.
En tanto, la BBC informó que tres civiles israelíes murieron ayer al ser alcanzados por fuego de mortero disparado desde la Franja de Gaza. Asimismo, el Ejército israelí confirmó el deceso de cinco de sus soldados. Igual número de guerrilleros palestinos fueron abatidos en Israel luego que se infiltraran por un túnel desde Gaza.
"Con cientos de palestinos muertos en Gaza y una alarmante destrucción" los responsables deberían poner fin a todas las provocaciones y violencia contra civiles, instó ayer el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sin mencionar a ninguna de las partes en conflicto.
No obstante, Netanyahu aseguró que la ofensiva no se detendrá hasta no "desmilitarizar" Gaza y destruir los túneles de Hamas. "Debemos estar listos para una larga operación hasta que nuestra misión no haya sido completada", dijo.
El objetivo fue respaldado desde EE.UU., donde el secretario de Estado John Kerry subrayó que cualquier proceso para resolver la crisis "de un modo sostenible y significativo debe llevar al desarme de Hamas y de todas las agrupaciones terroristas". Sin embargo, la propia Casa Blanca tuvo que salir a contraatacar ayer un torrente de críticas israelíes hacia Kerry, por sus intentos de involucrar a Qatar y Turquía en las negociaciones para una tregua con Hamas. "Es un amigo de Israel, pero con tales amigos, es preferible a veces negociar con los enemigos", ironizó Nahum Barnéa, editorialista del diario Yediot Aharonot. "Simplemente no es la manera como los socios y aliados se tratan entre sí", respondió la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.
Mientras, según DPA, el gabinete israelí está dividido sobre cómo y cuándo acabar la ofensiva de Gaza, Netanyahu parece haberse fortalecido a nivel interno. Así lo muestra un sondeo del Canal 2, según el cual el 82% de los israelíes está satisfecho con el primer ministro, un respaldo 25 puntos mejor del que tenía antes del inicio de la invasión terrestre a Gaza. Otra encuesta mostró que un 86,5% de los judíos israelíes se opone a un cese del fuego.