No es la malaria, ni el sida la enfermedad que mata a más niños en el mundo cada año. Tampoco es la diarrea (la asesina número 2). Es la neumonía.
Según la Organización Mundial de la Salud y Unicef, esta enfermedad mata a cerca de dos millones de niños cada año y la mitad de estas muertes pueden prevenirse.
El problema, afirman las organizaciones, es que esta enfermedad ha permanecido relegada y a pesar de que existen vacunas y antibióticos baratos con los que la mayoría de los casos podrían tratarse, éstos no están disponibles en los países en desarrollo donde más se necesitan.
Por eso la OMS y Unicef lanzarán el próximo 2 de noviembre el primer Día Mundial de la Neumonía, para atraer la atención mundial a la carga de salud de esta enfermedad.
155 MILLONES DE CASOS
La neumonía es una enfermedad infecciosa grave que provoca una inflamación de los pulmones que puede ser causada por virus, bacterias u hongos.
Según la OMS cada año hay unos 155 millones de casos de neumonía en el mundo, y las regiones más afectadas son el sur de Asia y África subsahariana.
La mayoría de los niños sanos pueden combatir la infección con sus defensas naturales, pero cuando el sistema inmune se ve comprometido con otras enfermedades, como la desnutrición, el VIH y el sarampión, los niños tienen más riesgo de contraer la neumonía y morir a causa de esta.
En los niños menores de cinco años las causas más comunes de la enfermedad son las infecciones causadas por el neumococo Streptococcus pneumoniae y el Haemophilus influenzae tipo B (Hib).
Existen vacunas efectivas y seguras que ofrecen protección contra estas dos infecciones, sin embargo, en muchos países en desarrollo éstas todavía no se han incluido en los programas nacionales de vacunación.
Y a pesar de que un curso de antibióticos para combatir la infección puede costar sólo US$0,27, menos de 20% de niños con neumonía reciben el medicamento.
La OMS y Unicef están pidiendo ahora a los gobiernos invertir en programas de prevención de neumonía.
Para presentarán un Plan Global de Acción para Prevención y Control de Neumonía que intenta "colocar a los niños en ambientes donde el riesgo de la infección sea bajo, prevenir que desarrollen la enfermedad, y tratar a quienes la contraen".
El plan incluye como estrategias clave para reducir la mortalidad de la enfermedad, el amamantamiento exclusivo de los niños en sus primeros seis meses de vida, el uso de vacunas y el control del trastorno en clínicas y en la comunidad.
COMPROMISO GLOBAL
La neumonía puede propagarse de varias formas. Los virus y bacterias que comúnmente viven en la nariz y garganta de un niño puede infectar los pulmones si son inhalados.
Pero también pueden transmitirse con las pequeñas gotas en el aire que se exhalan al toser o estornudar.
Y aunque es difícil diferenciar los síntomas entre una neumonía bacteriana y una viral, los de esta última pueden ser más numerosos e incluyen dificultad para respirar, tos, fiebre, pérdida de apetito y un sonido silbante al respirar.
"Vivimos en un mundo con posibilidades infinitas" dice la revista médica The Lancet en un comentario sobre el próximo Día Mundial de la Neumonía.
"Se trasplantan corazones, se descifra ADN, y cada día se llevan a cabo nuevos descubrimientos médicos. Sin embargo continuamos bloqueados para encontrar la mejor forma de alcanzar a los que viven con los recursos más pobres y los cuidados más básicos".
"¿Cómo superar este problema?" se preguntan los autores.
Y responden que la respuesta está en el compromiso de la comunidad tanto de donantes como de países en desarrollo para lograr que la salud de los niños sea una prioridad.
"La falta de recursos y de voluntad política son obstáculos colocados entre los niños y su futuro" dice The Lancet.
"Con las herramientas adecuadas, no deberíamos fallarle a la próxima generación de líderes y médicos", agrega.