Para muchos, Elon Musk es el genio incomprendido de nuestro tiempo. Tras ayudar a la creación de Paypal a fines de los 90, amasó una fortuna que le permitió crear proyectos aún más innovadores para algunos, y aun más alocados para otros.

Asentado ya completamente en Estados Unidos, Musk desvió sus recursos y su atención hacia dos áreas hasta el momento inexploradas: creó SpaceX, una empresa privada de exploración espacial y luego Tesla Motors, para crear autos deportivos impulsados por energía eléctrica.

Ambos proyectos han gozado de gran popularidad y éxito, pero al parecer no es suficiente para satisfacer a una mente inquieta. Así es como se anunció el nacimiento de Neuralink Corp, una empresa con la que Musk buscará investigar sobre uno de los campos más complejos: el cerebro humano.

El proyecto actualmente posee dos metas, de corto y mediano plazo. En una primera instancia, se buscará crear implantes y soluciones tecnológicas que mejores el funcionamiento del cerebro y permitan, por ejemplo, combatir enfermedades degenerativas, recuperar lesiones del cerebro o ayudar a la pérdida de la memoria.

Pero esta fase del plan es solo para financiar el proyecto mayor, a largo plazo y que es la idea central detrás de Neuralink: la posibilidad de crear un nuevo sistema de comunicación que ocurra de manera directa entre los cerebros de cada persona, de manera consensuada.

Según Musk, las ideas deben pasar por un proceso de compresión muy complejo para ser comunicadas, como el lenguaje por ejemplo, por lo que un sistema que permitiera comunicar de manera directa una imagen, por ejemplo, sin tener que describirla.

Para lograrlo, esperan que el primer prototipo esté listo entre 8 a 10 años, dependiendo también de que obtengan los permisos necesarios para probar un artefacto que intervenga de manera directa nuestro cerebro.