La campaña de Newt Gingrich por la nominación presidencial del Partido Republicano tiene una historia de experiencias cercanas a la muerte y él insiste en que está en camino otra resurrección más.
"Estoy muy contento de continuar esta campaña con base en soluciones reales que van a atraer a muchos estadounidenses", dijo Gingrich durante una recaudación de fondos en California. "Lo hemos hecho en dos ocasiones y sospecho que van a vernos hacerlo una vez más", comentó.
La tercera vez quizá no sea la vencida. Gingrich soportó la semana pasada una serie de resultados desalentadores en varias contiendas estatales y ha visto cómo su adversario Rick Santorum emerge como el principal contendiente conservador de Mitt Romney.
Mientras Romney y Santorum se dirigen a una confrontación directa en las elecciones primarias de Michigan, a realizarse el 28 de febrero, mientras el primero hace campaña para ganar Arizona ese mismo día, Gingrich se ha hecho a un lado del camino para enfocarse en recaudar dinero.
Por delante está la contienda del "Súper Martes" en 10 estados el 6 de marzo, incluido un puñado de estados sureños donde tiene la esperanza de poder revivir su crepitante candidatura.
"Newt tiene que realizar dos cosas simultáneamente: Dirigir un movimiento por el entre 60% a 75% de los republicanos que son conservadores y que no quieren a Romney para obtener la nominación", dijo Rick Tyler, un ex asistente de Gingrich que ahora está con Winning Our Future (Ganando nuestro futuro), un "súper" comité de acción política que respalda su candidatura.
"Después tiene que salir del mapa de primarias y voltear hacia los estados que son conservadores y enfocarse en ellos", agregó.
Gingrich tiene un historial de resucitar su candidatura, pese a que otros ya lo daban por descartado.
Emergió al liderato en Iowa justo meses después de que su equipo entero de asesores renunció por desacuerdos sobre la estrategia de campaña. Ese repunte fue detenido después de que el grupo Restore Our Future (Restaurar nuestro futuro), partidario de Romney, gastó tres millones de dólares en anuncios que presentaban a Gingrich como un hipócrita de Washington.
Su campaña revivió nuevamente en Carolina del Sur, donde le dio una paliza a Romney, a pesar de un bombardeo de anuncios negativos similares en su contra. Entonces, su impulso fue detenido en las primarias de Florida el 31 de enero, donde Restore Our Future y la oficina de campaña de Romney gastaron juntos 15 millones de dólares en anuncios de ataque.
Desde entonces, Gingrich ha batallado. Y asegura que lo seguirá haciendo.