Campanas, luces y regalos siempre han indicado la llegada de la Navidad, pero en Newtown, este año, las campanas parecen tañer en señal de duelo. Las luces más brillantes provienen de los vehículos de televisión con equipos de transmisión vía satélite.
¿Los regalos? Algunos lugareños han insinuado que en esta triste temporada los regalos y otros rituales deberían cancelarse.
¿Es posible festejar la Navidad bajo la sombra que cubre este poblado desde la pesadilla que ocurrió en la escuela primaria Sandy Hook? La respuesta, de cierta forma, es sí.
El espíritu navideño ha salido adelante, incluso aquí, donde la gente observa las luces y escucha las campanas como nunca antes. Esta vez se recuerdan qué regalos son los que son invaluables en verdad.
Un regalo especialmente valioso ha sido la efusión de solidaridad después de la tragedia.
La edición semanal del diario Newtown Bee's dedicó dos páginas completas a mensajes solidarios y oraciones provenientes de todo Estados Unidos, Reino Unido, Sudáfrica y muchos otros lugares, entre ellos Noruega, que sufrió la pérdida de 77 vidas inocentes en una matanza el año pasado.
Justo después del tiroteo, muchos eligieron apagar las luces de colores que parpadeaban frente a sus hogares desde principios de diciembre.
Durante la noche en la que la víspera de Nochebuena se convertirá en la Navidad, cuando suenen las 12 campanadas desde la cúpula del edificio del municipio, habrá una noche silenciosa en la avenida principal de Newtown, donde muchas veces sonaron las sirenas de la Policía para detener el tránsito vehicular y permitir el paso de cortejos fúnebres.
Pero el tañer familiar de las campanas también indicará que puede haber paz y que esta ciudad puede seguir adelante, Consignó AP.
NUEVOS TESTIMONIOS
Una sobreviviente de la masacre en el colegio de Sandy Hook, en la que murieron 20 niños y seis adultos, contó que la directora y otras dos trabajadoras salvaron su vida y la de otros al advertir de la presencia del hombre armado que generó una ráfaga de disparos.
Becky Virgalla, asesora de lectura en la escuela, contó que estaba en una reunión con la directora Dawn Hochsprung, con la psicóloga Mary Sherlach y otras compañeras cuando el joven de 20 años Adam Lanza entró en el edificio el 14 de diciembre.
Hochsprung, Sherlach y la profesora principal Natalie Hammond "salieron al pasillo a ver qué era ese ruido que no sabíamos al principio que eran disparos", contó Virgalla a Reuters Televisión ante el monumento en el que los nombres de las víctimas están escritos sobre unos ángeles de madera.
"Las tres recibieron disparos y gritaron 'tirador, quédense en sus lugares'. Y salvaron mi vida y las vidas de las otras cuatro que estábamos en la reunión", afirmó a Reuters.
Lanza mató en total a 27 personas, después de asesinar a su madre en casa antes de dirigirse al colegio, en el segundo peor ataque con armas en Estados Unidos. Posteriormente se suicidó antes de que llegara la policía.
Hochsprung, de 47 años, y Sherlach, de 56, murieron, mientras que Hammond resultó herida. La policía no ha dado aún un motivo para el ataque del joven.
Virgalla dio un consejo a padres y profesores. Que las puertas se cierren desde dentro.
"Las nuestras no (se cerraban desde adentro) y las profesoras tuvieron que salir. No puedes estar en un pasillo cuando un hombre armado está en el colegio. Ese simple detalle podría suponer una diferencia en el tiempo y en la seguridad de los niños", advirtió.