Neymar empieza a poner a París a sus pies. El brasileño brilló en la goleada del PSG frente al Toulouse, por 6-2. O, con mayor precisión, incluso, la construyó. Participó directamente en cuatro de los goles de su equipo. Marcó dos y aportó dos asistencias. Así, empieza a justificar los 222 millones de euros que pagó el club galo para arrebatárselo al Barcelona. Una locura que, al menos dentro de la cancha, adquiere alguna dosis de sentido.
El nombre del astro brasileño fue coreado en el Parque de los Príncipes, otra muestra de la idolatría que la capital francesa empieza a sentir por él. En dos partidos suma tres goles, una productividad a la altura de las expectativas.
A nivel colectivo, Ney también genera beneficios. Su equipo es el líder de la tabla, junto al Monaco y al Saint Etienne.