La independentista Nicola Sturgeon, líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), será la primera mujer que gobierne Escocia tras ser designada hoy como ministra principal por el Parlamento autónomo de Holyrood, en Edimburgo.
A sus 44 años, Sturgeon sucede a Alex Salmond, que anunció su dimisión tras más de siete años en el cargo un día después del referéndum sobre la independencia del 18 de septiembre, en el que el 55 % de los votantes decidió que Escocia permanezca en el Reino Unido.
La mayoría nacionalista en el Parlamento escocés sirvió para que la candidata del SNP se impusiera en la votación de hoy, tal como estaba previsto, a la conservadora Ruth Davidson, que se presentaba como la "alternativa unionista" a Sturgeon.
La nueva ministra principal, que este jueves prestará juramento ante los jueces del Tribunal de Sesiones de Edimburgo, subrayó en un breve discurso antes de la votación la importancia de que una mujer lidere por primera vez el gobierno autónomo escocés.
"Ser la primera mujer (en el cargo) es una responsabilidad adicional", apuntó la antigua abogada, que aspira a contribuir desde el ejecutivo a que "cada mujer pueda cumplir su propio potencial".
Sturgeon es la quinta dirigente del gobierno escocés desde la creación del Parlamento de Holyrood en 1999, cuando el laborista Donal Dewar formó el primer gabinete en coalición con los liberaldemócratas.
Los laboristas coparon los dos siguientes gobiernos -Henry McLeish asumió el cargo en el año 2000 y Jack McConnell en 2001-, hasta que el panorama político en Escocia dio un giro en 2007 y Alex Salmond llegó al poder con un gobierno en minoría.
En 2011, el líder independentista consiguió mayoría absoluta, lo que le dio mandato para convocar el referéndum celebrado este año.
Sturgeon, delfín de Salmond durante la última década, asumió también la semana pasada la dirección del SNP, de ideario socialdemócrata, y será la encargada de guiar al partido en los meses posteriores a la consulta que perdieron los independentistas, cuando tendrá que negociar la ampliación de la autonomía escocesa.
A pesar de esa derrota, los nacionalistas afrontan con optimismo los meses previos a las elecciones generales británicas de 2015, en las que aspiran a ganar peso político en el Parlamento de Westminster y a ser decisivos para la formación de Gobierno en el Reino Unido.
En las últimas semanas, los afiliados al SNP han pasado de 25.000 a 85.000 y las encuestas les han puesto por delante del Partido Laborista escocés, cuya líder, Johann Lamont, dimitió en octubre por discrepancias con la dirección del partido.
Sturgeon, en su primer discurso como líder del partido el pasado fin de semana, se marcó como objetivo aumentar su poder en Londres con el fin de ganar peso en las negociaciones para traspasar mayores competencias a Edimburgo, a lo que los tres principales partidos británicos se comprometieron en los días previos al plebiscito.
La líder nacionalista adelantó además que el SNP jamás apoyaría a un Ejecutivo conservador en Londres, si bien dejó la puerta abierta a gobernar con los laboristas bajo ciertas condiciones.