Nicolás Leoz obtuvo medalla de bronce en el texto de la acusación, presentada por la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York, en contra de los integrantes de la red de corrupción que sacude al fútbol de América. El paraguayo es el nombre con el tercer número de menciones (70) en el documento, superado sólo por Jack Warner (105) y Jeffrey Webb (73). La situación, por supuesto, lo descompensó y por eso, aseguran sus cercanos, está internado en una clínica que, por cierto, lleva su nombre porque es de su propiedad.

De 86 años, ha sufrido cuatro operaciones de corazón y, en los últimos tiempos, no ha salido de Asunción por prescripción médica. Tiene, también, prohibidos los desplazamientos aéreos, asegura su familia y sus abogados.

Durante 26 años presidió la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) y, por 15, fue integrante del Comité Ejecutivo de la FIFA. Quizás por eso le gustan los títulos. Tanto, que el periodista británico Andrew Jennings reveló en el programa Panorama, de la BBC, que exigió la obtención del título de sir de manos de la reina Isabel II, durante la elección de la sede del Mundial 2018, para entregar su voto a Inglaterra. Como es natural, la petición fue rechazada, y Leoz votó por Rusia.

El paraguayo fue un alumno mediocre, sin mayor brillo intelectual, recuerdan algunos perfiles publicados en la prensa de su país, pero a costa de mucho sacrifico logró titularse abogado, profesión en la que no tuvo una actividad muy destacada. El momento crucial llegó a los 39 años, cuando alcanzó la presidencia del club Libertad. Fue su llave de entrada al fútbol, pues apenas cuatro temporadas después se convirtió en vicepresidente de la Conmebol, a poco de haber sido electo vicepresidente de la federación paraguaya.

En 1986 sucedió a Teófilo Salinas en la cabeza del fútbol sudamericano, posición que el peruano ocupó durante dos décadas. Siguiendo con la tradición, Leoz fue reelecto por seis períodos consecutivos y, tras casi 27 años en el cargo, renunció el 30 de abril de 2013. Lo hizo, por cierto, presionado por el otro gran escándalo que ha afectado a la FIFA durante este siglo, cuando se comprobó la red de corrupción tejida por la empresa ISL, y gracias a la cual el directivo logró ingresos tan dolosos como millonarios.

La historia, no obstante, había comenzado mucho antes, de acuerdo con la acusación de la fiscalía neoyorkina. Desde principios de los 90, está vinculado con Traffic y otras compañías relacionadas con la comercialización de los derechos de televisión. Primeramente, con solicitudes de seis cifras y, luego, con un aumento a millones de dólares en coimas, tanto por la cesión sin licitar de los derechos de los diferentes torneos continentales.

En la FIFA, adicionalmente a su vinculación con ISL, fue también investigado por un supuesto soborno de US$ 20 millones, para apoyar la candidatura de Qatar como sede del Mundial de 2022.

Por estos días, el paraguayo busca protegerse con todos los recursos que le permita su fortuna personal, estimada en más de US$ 40 millones, y apelará a su avanzada edad, pues las leyes de su país impiden el encarcelamiento de personas mayores de 70 años. Eso, al menos, sostiene uno de sus abogados, Ricardo Preda.

La solicitud de extradición enviada por la justicia estadounidense ya llegó a Asunción. Y su tramitación podría extenderse durante dos meses, un plazo breve para Leoz, quien -con paciencia y herramientas de dudosa legalidad- llegó a transformarse en uno de los hombres más poderosos del deporte mundial.