El presidente venezolano Nicolás Maduro abrirá este miércoles un diálogo de paz tras semanas de protestas que dejaron 14 muertos, aunque con la ausencia del principal líder opositor, Henrique Capriles, que decidió no asistir para denunciar la "represión".
El encuentro debe realizarse en momentos en que Caracas parecía recuperar lentamente la normalidad, a pesar que las autoridades señalaron focos de agitación en localidades de los estados Aragua (centro), Zulia y Táchira (occidente).
Maduro convocó a la cita a diversos sectores políticos y sociales, tras las protestas que llegaron a movilizar a miles de estudiantes universitarios en rechazo a la inseguridad, la elevada inflación (56% anual), la escasez de productos básicos y la detención de manifestantes.
"Estoy seguro que (del diálogo) van a salir grandes acuerdos para el futuro de la patria (...). Lo primero tiene que ser respetarnos, respetar la Constitución", dijo Maduro el lunes por la noche.
Capriles, que fue derrotado por poco margen por Maduro en las elecciones para suceder a Hugo Chávez, fallecido hace un año, anunció que no asistiría a la cita, en rechazo a la "violación de los derechos humanos y represión" en las protestas.
Según la Fiscalía General, se investigan doce denuncias por violación a los derechos fundamentales, con la presunta implicación de nueve militares y policías.
En una cita el lunes en la sede de la presidencia, el gobernador opositor del estado Lara (noroeste), Henri Falcón, instó a Maduro, delfín de Chávez, a reducir la confrontación y a que el gobierno reconozca "que en Venezuela se vive una crisis económica".
En los últimos dos días, la intensidad de las protestas ha disminuido en Caracas, aunque con enfrentamientos esporádicos entre jóvenes y policías antimotines.
Los disturbios derivados de las marchas estudiantiles, extendidos a Mérida, San Cristóbal y Maracay, han dejado al menos 14 muertos, más de 140 heridos y 45 detenidos, según cifras oficiales y un conteo de la AFP.
Una treintena de estudiantes se movilizó el martes hacia la embajada de Cuba, en un barrio acomodado del este, para rechazar lo que denuncian como injerencia de la isla comunista en los asuntos venezolanos.
"Lamentablemente en los cuarteles de Venezuela existe presencia de militares del gobierno de los hermanos Castro", dijo la dirigente estudiantil radical Gabriela Arellano -quien pide la renuncia del presidente- frente a la legación cubana, resguardada por militares y policías.