El canciller venezolano Nicolás Maduro se convirtió en el segundo hombre más poderoso del gobierno de Chávez, tras su nominación anoche como vicepresidente para sustituir a Elías Jaua quien será postulado para competir por la gobernación de Miranda.
 
A punto de cumplir 50 años y tras seis de intensa y dedicada labor como ministro de Exteriores, Maduro es una figura clave en el caso de que la enfermedad de Chávez vuelva a escena.

Su carrera simboliza el triunfo de la perseverancia: se crió en la popular parroquia de El Valle y, tras años como chofer de los buses del sistema del Metro de Caracas, integró la directiva del partido que lanzó a Chávez al poder en 1999, fue diputado, presidente del Parlamento y hasta ahora canciller. El propio Chávez dijo ayer que "la burguesía" se burla de que Maduro fuera conductor de los buses.

El caraqueño ha sido el canciller más longevo de Chávez y ha participado en múltiples eventos y cumbres internacionales ganándose el reconocimiento de sus pares, pese a no tener formación universitaria.

Beneficiario de una alta confianza, fue el único ministro que estuvo día y noche con Chávez cuando le fue diagnosticado un cáncer en junio del año pasado en La Habana, donde sólo pudieron estar los más cercanos, la familia del mandatario, así como el líder cubano, Fidel Castro, y el Presidente Raúl Castro.

De hecho, el propio Maduro fue el encargado de anunciar al mundo en junio de 2011 que Chávez había sido operado de urgencia por un "absceso pélvico" en Cuba, antes de que el mandatario explicara mediante un solemne anuncio grabado que le había sido detectado un "tumor" con "células cancerígenas". Un cáncer por el que, luego, el Presidente pasó tres veces por el quirófano, fue sometido a sesiones de quimio y radioterapia y del que ahora se declara "libre".

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El acercamiento de Maduro al líder bolivariano viene de lejos.

Empezó en el marco del fallido golpe de Estado que Chávez encabezó en 1992, y por el que pagó dos años de prisión, llegando a ser entre 1994 y 1997 miembro de la dirección nacional del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), que Chávez inició en 1982.

Participó en la fundación de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT), de la que llegó a ser su coordinador nacional, y del Sindicato del Metro de Caracas, empresa de la que fue uno de sus choferes.

Luego fue uno de los fundadores del Movimiento V República (MVR), antecesor del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que en la actualidad lo tiene como uno de sus vicepresidentes del área política.

Ganó su plaza parlamentaria en las elecciones del 30 de julio del 2000, comicios amparados bajo la nueva Constitución aprobada en referendo en 1999, de la que fue uno de sus redactores tras destacar como delegado sindical en la de los 90. Fue reelegido como diputado en las elecciones legislativas de finales de 2005 y en enero de 2006 fue designado presidente de la Asamblea Nacional (AN). Meses más tarde, en agosto, reemplazó en la cancillería a Alí Rodríguez, actual secretario general de la Unasur.

Durante seis años, Maduro ha participado en múltiples eventos internacionales e incluso representó a Venezuela en la Asamblea General de las Naciones Unidas debido a la enfermedad del presidente.

Por esta misma razón, en los últimos tiempos se ha marcado largos viajes en tiempo récord, acudiendo a investiduras de presidentes regionales, a cumbres como las de Río+20 y Unasur o yendo a Teherán hasta la pasada cumbre de los países no aliados.

Casado con la actual procuradora del país, la ex presidenta del Parlamento Cilia Flores, Maduro forma parte de la ala civil del chavismo y destaca por su tono menos radical y su carácter afable. Su nuevo cargo, según la Constitución, lo faculta para que en el caso de una ausencia temporal del presidente asuma durante tres meses prorrogables este cargo.

En el caso de una ausencia definitiva del jefe de Estado en los primeros cuatro años del mandato, el vicepresidente tendría el poder durante 30 días antes de las elecciones anticipadas, o terminaría su mandato, en el caso de que el Presidente falleciera los últimos dos años de gobierno, reza la Carta Magna.