Un par de ejemplos que elogia Nicolás Monckeberg son los casos de los ex ministros Jaime Mañalich y Felipe Larraín, quienes tras salir del gobierno han seguido -en su opinión- defendiendo las políticas de la anterior administración. Pero el jefe de los diputados de RN cuestiona la actitud que asumieron otras ex autoridades del gobierno de Piñera. A su juicio, hoy está en juego el futuro del país y agrega que su partido también está llamado a emprender desafíos.
¿Comparte la idea de Carlos Larraín de mantener en la declaración de principios la alusión al Golpe Militar?
No comparto la idea. Las declaraciones de principios de partidos no deben anclarse necesariamente en momentos históricos, más aún cuando se trata de momentos con visiones contrastantes.
¿Qué espera de la nueva directiva de RN?
Llegó la hora de tener una centroderecha distinta, más abierta, que sea capaz de identificar a un amplio sector de centro, que defienda la libertad y los derechos humanos. Chile no necesita a una centroderecha atrincherada y presa de un falso dogmatismo. Nuestro adversario es el populismo.
¿Para recuperar el gobierno, RN debe avanzar con la UDI?
Para que la centroderecha logre la mayoría que nos permita gobernar necesitamos una nueva alianza e identificar a mucha gente. El mayor desafío de RN y la UDI es ir juntos e iniciar este camino de apertura. Pero eso no se puede hacer con amarres ni con posiciones dogmáticas, como a veces se ve en sectores de la derecha.
¿En este interés por la DC, ve reciprocidad de ese partido?
A estas alturas, importa poco que tengamos reciprocidad de los dirigentes de la DC. Ahora estamos en posiciones distintas. Sin embargo, donde sí ha habido reciprocidad, y espero que se mantenga, es en la defensa de las ideas. Eso ha quedado en evidencia. La DC, al igual que nosotros, va a defender con fuerza el derecho a la vida, la libertad de enseñanza. En esos principios hay más coincidencias con nosotros que la que ellos pueden tener con el PC.
Con el desafuero del diputado Rosauro Martínez pierden un voto clave y la Nueva Mayoría e independientes pueden cambiar la Constitución y el binominal, ¿temen convertirse en espectadores en esas reformas?
La posibilidad de oponerse con votos a las reformas equivocadas del gobierno la perdimos en la elección. El desafuero de Rosauro Martínez no significa un cambio en cómo veníamos operando. Pero tener votos no significa tener la razón. Y en la fuerza de las ideas está nuestro principal activo.
¿Pretenden volver al gobierno, pero es buena imagen para la Alianza que ex ministros hoy sean rostros o aparentemente estén en labores de lobby, representando intereses particulares?
Daña la credibilidad de nuestro sector. Me llama profundamente la atención la completa indiferencia de algunos ex parlamentarios de centroderecha o ex ministros del gobierno anterior. Es necesario que sean parte del debate y defiendan con fuerza nuestras ideas. Algunos ex ministros eligieron el peor momento para desaparecer del debate público, como si todo lo que hubiesen hecho valió para llevarlos de vuelta al sector privado. La política y el servicio público no pueden ser vistos como una pasantía breve, que únicamente sirve para engrosar el currículum o para contarle la experiencia a los nietos. No es un momento cualquiera, estamos frente al debate más profundo sobre el modelo de sociedad, se está poniendo en jaque la libertad y Chile se está jugando su opción de desarrollo.
¿Qué casos de ex autoridades le llaman la atención?
La confianza de las personas se pierde mucho más rápido. Voy a ser franco, no se ve bien que un ex ministro que transpiró con una brillante gestión para darle una solución habitacional a personas de escasos recursos, en cosa de semanas se le reconozca por ser el defensor de un grupo de interés legítimo como las AFP. No me gusta ver a ex ministros o ex parlamentarios cerrar la puerta al servicio público en el momento en el que se debaten las grandes transformaciones de Chile y abrir la puerta a las empresas de lobby.
¿A quiénes se refiere?
No podemos perder la experiencia de la ex ministra de Educación (Carolina Schmidt), de los ex ministros de Economía (Pablo Longueira), de Vivienda (Pérez Mackenna), de Obras Públicas (Laurence Golborne) y del ex ministro del Interior (Andrés Chadwick) y otros que, lamentablemente, han hecho noticia no porque defienden nuestros valores políticos, sino porque han optado por defender intereses particulares. Hay una diferencia entre el legítimo derecho, entre ganarse la vida después de ejercer un cargo y transformarse, en tiempo récord, en el defensor de grupos de interés.
El gobierno prepara una reforma para restringir que ex autoridades que fiscalizaban se vayan al mundo privado en el mismo rubro que fiscalizaban.
Es una cuestión distinta. Eso es conflicto de interés y, a mi juicio, ilegal. Ejemplos ha habido en todos los gobiernos. Es peligroso lo que fue el caso de la ex superintendenta de Previsión Social Ximena Rincón, que asumió como directora de una AFP, o el ex superintendente de Salud del gobierno pasado que hoy es el gerente de una isapre. Eso hay que terminarlo. Pero es una cosa distinta. Lo que señalo es que más que el eventual conflicto de interés, es la falta de interés que han demostrado importantes personas del gobierno anterior al salirse del debate político.