Desde hoy Nicolas Sarkozy pasa a ser un ciudadano como los demás en Francia y deja cinco años en el poder. Es libre de reanudar su carrera de abogado, pero también podría ser requerido por la justicia dentro de unos meses sobre el financiamiento de su campaña de 2007.
El ex Presidente conservador, que traspasó el mando al socialista François Hollande esta mañana, fue aclamado por sus partidarios, que gritaban "Gracias Nicolas!" cuando su auto salió del palacio presidencial.
Pero respecto a su futuro las declaraciones de Sarkozy hasta ahora han sido vagas. En caso de derrota, "no volverán a oir hablar de mí", dijo durante la campaña. Pero la noche de las elecciones, tras anunciarse la victoria de Hollande, optó por una frase más ambigua, evocando un "compromiso diferente".
Tras ello, poniendo punto final a la agresividad de la campaña, obró para organizar una transición apaciguada, saludada incluso por los socialistas.
A los 57 años de edad, de ellos "35 de mandatos políticos", desde la alcaldía del elegante suburbio parisino de Neuilly-sur-Seine hasta el Elíseo, pasando por la diputación y el ministerio del Interior, la cuestión es si romperá definitivamente con la política.
¿Sarkozy fuera de la política: Ni siquiera en sueños!", afirmó la ex ministra Roselyne Bachelot. El ex canciller Alain Juppé, por su parte, concibe que "tome un poco de distancia". "Después ya veremos. Puedo decir que reflexiona" al respecto, dijo.
Si no ocupa funciones en la dirección de un partido político, Sarkozy puede, en su condición de ex presidente, formar parte del Consejo Constitucional de Francia.
Podría también reanudar su carrera de abogado. Guardó partes del bufete que fundó junto con su asociado Arnaud Claude hace 25 años. Según uno de sus consejeros, Nicolas Sarkozy volverá a inscribirse rápidamente como abogado de los tribunales de París. Antes, "descansará en familia", sin duda en la residencia de su esposa Carla Bruni-Sarkozy en la Costa Azul.
JUSTICIA
Pero muy pronto Nicolas Sarkozy, protegido por su inmunidad presidencial durante cinco años, podría tener que vérselas con la justicia.
Legalmente, la inmunidad penal del jefe de Estado (que François Hollande quiere anular) termina un mes después de abandonar el cargo. Es decir que, teóricamente, podría ser convocado a partir del 16 de junio por los jueces en el marco de dos causas: el caso Bettencourt, que plantea cuestiones sobre el financiamiento de su campaña electoral en 2007, y la parte financiera del caso Karachi, cuyo origen es una investigación sobre un atentado cometido en 2002 en Pakistán.
En la primera, el ex Presidente fue señalado por testigos que afrimaron que Sarkozy habría recibido al menos 50.000 euros en efectivo del hombre de confianza de la multimillonaria Liliane Bettencourt, heredera de la firma de cosméticos L'Oréal y generosa donadora de su partido, la UMP.
En Francia, el financiamiento de los partidos políticos está reglamentado y los donativos de particulares no pueden ser superiores a 4.600 euros para cada campaña.
Este asunto, desencadenado por un diferendo familiar, provocó ya la dimisión a fines de 2010 de un ministro, y la inculpación en 2011 de altos cargos de la policía sospechosos de haber realizado escuchas ilegales de periodistas por orden de la presidencia.
Sarkozy negó siempre que hubiera recibido dinero. De la misma manera, calificó recientemente de infamia las acusaciones evocadas por la prensa de financiamiento de su campaña por el ex dirigente libio Muammar Gaddafi.
Los jueces podrían también querer hacerle preguntas sobre el caso Karachi, no por su papel personal en el mismo sino por el del ex primer ministro Edouard Balladur, que fue su mentor.
El politólogo Philippe Braud considera que "si es encausado y condenado, quedarían eliminadas todas las posibilidades de su regreso a la política". Tal eventualidad le cerraría también las puertas del Consejo Constitucional.