Nigeria, la mayor potencia económica de Africa y uno de los focos internacionales del yihadismo, celebra hoy elecciones presidenciales en un clima de alta tensión por posibles enfrentamientos entre partidarios de los dos candidatos y el temor de atentados del grupo terrorista Boko Haram.
Nigeria tiene un largo historial de comicios que han derivado en olas de violencia, como la ocurrida en 2011, en la que murieron 800 personas. A este problema, y con sospechas de irregularidades sobre el actual Presidente, Goodluck Jonathan, se suma la extrema violencia del grupo yihadista Boko Haram, que acumula 13.000 asesinatos desde 2009.
En Lagos, la capital económica del país, miles de personas han abandonado la ciudad de cara a los próximos días, y los que quedan hacen fila para abastecerse de alimentos y otras necesidades.
Los dos candidatos son Goodluck Jonathan, de confesión cristiana -religión predominante en el sur, pero minoritaria en el país- y el musulmán y líder de la oposición, Muhammadu Buhari, que se presenta por cuarta vez. Por primera vez en 15 años, la oposición, en esta ocasión una alianza cuatripartita denominada Congreso de Todos los Progresistas, tiene la oportunidad de ganar la Presidencia, ocupada desde 1999 por el Partido Democrático Popular.
El problema más visible al que ambos se enfrentan es el terrorismo de Boko Haram, una secta que se radicalizó y que mantiene un sangriento y diario asedio contra los estados del norte del país, donde tres millones de personas han tenido que huir de sus hogares.
CUARTEL GENERAL
En medio del clima electoral, el Ejército de Nigeria ayer que capturó la ciudad de Gowza, considerada el cuartel general de Boko Haram. La victoria militar tuvo lugar en el marco de la ofensiva lanzada por Nigeria junto a una alianza regional contra los terroristas.