Millones de afganos volvieron a encontrar hoy un motivo para sonreír cuando Rohullah Nikpah, ídolo deportivo del país y primer medallista olímpico de su historia, repitió la hazaña y ganó un bronce en los Juegos de Londres 2012.

El oro en la categoría de -68 kilos fue para el turco Servet Tazegul, que derrotó en la final al iraní Mohammady Bagheri Motamed Mohammady. El otro bronce quedó en manos del estadounidense Terrence Jennings.

Apenas habían dado las 22:00 horas de Londres cuando la campana del estadio ExCel marcó la victoria de Nikpah por 5-3 ante el británico Martin Stamper, en un combate que el afgano dominó con claridad.

El taekwondista de 25 años comenzó a saltar sobre el tatami, se quitó el casco y gritó al cielo. Luego se arrodilló y comenzó a llorar: su segunda medalla, la segunda en la historia de Afganistán, era una realidad.

"Por supuesto que ganar una medalla es muy importante para cualquier país. Pero lo es más para Afganistán", dijo tras el combate. "Amo a Afganistán".

"Tengo que agradecer a todas las personas que me apoyaron. Pero desde el fondo del corazón querría agradecer especialmente a los refugiados afganos que vinieron hoy aquí a alentarme. Significa mucho para mí".

Nikpah nació en 1987, dos años antes de que los talibanes se hicieran con el poder en Afganistán. Su familia tuvo que huir a Irán y se instaló en un campo de refugiados. Con apenas diez años descubrió allí el taekwondo, un deporte muy popular en Irán.

En 2004 regresó a una Kabul todavía carcomida por la guerra y sólo cuatro años después alegró a su país cuando más lo necesitaba al llevarse el bronce en los Juegos de Beijing. En el combate definitivo derrotó al español Juan Antonio Ramos.

La vida del primer -y desde hoy también segundo- medallista olímpico afgano cambió radicalmente con la medalla.

A su regreso a Kabul fue recibido como un héroe por miles de personas en el estadio Ghazi, hasta hace poco mejor conocido por las ejecuciones públicas de los talibanes, y se convirtió en un ídolo de masas.

"Mi vida cambió por completo", confesó hoy a dpa. Durante toda la jornada fue alentado desde las tribunas por un nutrido grupo de afganos residentes en Londres.

Nikpah ganó su primer combate al polaco Michal Loniewski, pero cayó en el segundo ante Motamed Mohammady. Como el iraní llegó a la final, Nikpah entró en el repechaje y no desaprovechó la oportunidad. Su sueño, y el de miles de afganos, se hizo realidad por segunda vez.