Fue en 2000 cuando la red Belén Educa construyó su primer colegio en Chile: el Cardenal Raúl Silva Henríquez de la comuna de Puente Alto. Desde esa fecha, el establecimiento, ubicado en la avenida Eyzaguirre, pretende optimizar los resultados de sus alumnos, quienes en su mayoría provienen de sectores socialmente complejos por la delincuencia.

Junto con mantener la excelencia académica, el foco está en mejorar el rendimiento de las niñas en Matemáticas, luego de detectar que tenían resultados mucho más bajos que los niños en la misma asignatura.

Esto se refleja en los resultados nacionales del Simce desde 2004. Los datos arrojan que en los estudiantes de octavo básico la brecha de género comienza a agudizarse, y pese a que se observa un aumento significativo en los puntajes generales de Matemáticas, son los hombres los mejor evaluados en la última década. Incluso, en la medición de 2015, existió una diferencia de seis puntos a favor de ellos.

"En este país se cree que los niños son mejores en Matemáticas y las niñas son aptas para el área humanista", afirma la directora Claudia Messina, quien detectó la tendencia gracias a las conclusiones de una tesis doctoral de una estudiante que trabajó por meses en el colegio. "El estudio quería demostrar que los niños crecen con las mismas habilidades matemáticas, pero llega un minuto en que a cierta edad se crea la división", agrega.

La directora reunió a los profesores y comunicó los resultados. El objetivo era encontrar una pronta solución a la brecha: "Esto lo vimos más en el segundo ciclo y allí la mayoría son profesoras. Entonces nos preguntamos cómo era posible que pasara esto, si somos nosotras las que hacemos las clases".

Tras una serie de conversaciones, se implementaron tres técnicas en las clases de cuarto básico, octavo y, recientemente, en segundo medio, para mejorar el rendimiento de las niñas: felicitar públicamente a las alumnas en las salas, adelantar las clases para las niñas con bajo rendimiento y trabajar sus niveles de autoestima en las asignaturas de Consejo de Curso y Orientación.

"Lo primero que notamos es que ellas sentían que eran buenas para Matemáticas. El primer comentario que les empieza a salir es el 'yo también puedo' o el 'puedo estudiar Ingeniería'", asegura Messina.

El cuerpo docente tiene establecido que las felicitaciones están dirigidas a ellas. Además, en el colegio explican que cuando un niño y una niña levantan la mano al mismo tiempo, el profesor debe escoger a la alumna para cederle la palabra.

El segundo método crea grupos de estudio a cargo de un profesor. La directora explica que "cuando después a las niñas les toca la clase, ellas saben que están preparadas. Al saber que pueden contestar, reafirman su autoestima".

En paralelo, todos los alumnos deben contestar un "test estandarizado" para medir los niveles de autoestima. Asimismo, el profesor jefe debe aprender el nombre de sus alumnas y a menudo preguntarles cómo están. Cuando aparecen bajos resultados, la dirección deriva a las niñas a centros especializados y monitorea junto a sus padres un tratamiento sicológico.

Resultados

En el Simce de Matemáticas de 2014, el colegio obtuvo 271 puntos en cuarto básico. Mientras que en la medición de 2016, los números aumentaron a 285. En tanto, los niveles Insuficiente, que implica que los estudiantes no poseen las competencias básicas para comprender lo estudiado, bajaron de 24,5 puntos en 2014 a 10,9 en 2016.

Paz Saavedra es la profesora de Matemáticas de los niños de cuarto básico. "En todas nuestras clases los chiquillos trabajan en grupos. Cerca del 90% de los equipos son liderados por niñas (...) Ellas son muy concretas, siguen un orden y establecen las reglas", explica Saavedra.

Desde el gobierno valoran este enfoque. Para Carlos Henríquez, secretario ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación, potenciar la autoestima "desmantela estos patrones culturales tan arraigados (...) Es lo que llamamos a encaminarnos a una visión integral de la calidad de la educación".