Correr y saltar sin descansar, y luego de tanta actividad querer seguir jugando no es extraño en un niño. Pero todo ese inagotable dinamismo no sólo es vital para su crecimiento físico y desarrollo cognitivo, sino que además constituye un factor que favorece el buen dormir. Así lo muestra una investigación de la U. de Monash, en Melbourne, Australia, y la U. de Auckland, en Nueva Zelanda, que analizó en 519 niños de siete años de edad los factores que más afectan los hábitos de sueño.

El trabajo determinó que el ejercicio tiene un relevante papel a la hora de lograr un  sueño reparador. Los expertos comprobaron que por cada hora que los niños pasan inactivos durante el día tardan tres minutos más en lograr el sueño. El mismo efecto tendría, dice el estudio, ver televisión.

MÁS RÁPIDO Y TRANQUILO
El estudio publicado en la revista Archives of Disease in Childhood, los niños fueron monitoreados todo el día para determinar si tenían un estilo de vida sedentario o una rutina más vigorosa. Los que eran más activos lograban dormir más rápido, y aquellos más sedentarios se demoraron más tiempo en conciliar el sueño. 

Además, quienes se durmieron más rápido también lo hicieron por más tiempo. En cambio, los niños que no realizaban ejercicio durante el día tardaron más en dormirse.

ROL DEL EJERCICIO
"Este estudio realza la importancia de la actividad física para los niños, no sólo para su salud cardiovascular y el control del peso, sino también para el sueño", indicó Mandy Gurney, líder del estudio.

Yuri Dragnic, neurólogo del Hospital Clínico de la U. de Chile, señala que promover hábitos de vida saludables es una inversión que rinde frutos inmediatos. "Pese a lo difícil, se debe incentivar buenos hábitos, como que los niños usen las plazas, anden en bicicleta y se desenchufen de la televisión y el computador", dice Dragnic.

Un buen sueño en los niños garantiza una buena vigilia. Por ello, si ese sueño es de calidad, dice el experto de la U. de Chile, se establece un círculo virtuoso que favorece un buen estado de salud y de ánimo, y un mejor rendimiento escolar.

La actividad física debe realizarse durante el día, para no convertirse en un  estímulo que interfiera con el sueño. "Lo mismo sucede con la televisión en la pieza de los niños, que no debería existir, ya que verla implica una actividad que produce una mayor estimulación neuronal que no predispone al sueño", concluye el experto.