En los últimos años Nintendo se ha convertido en ese viejo artista que vive de sus grandes éxitos. La casa que inventó a Super Mario, esa que revolucionó el mercado de las consolas caseras con el NES, el Game Boy y Pokémon, no ha sabido conectarse con un mundo moderno que ha optado por las grandes gráficas e historias maduras en lugar de nuevas propuestas.
Han pasado 11 años desde el lanzamiento de la Wii, el último gran éxito de la compañía y el cambio ha sido brutal: de las 100 millones de consolas vendidas durante la era de la Wii, su sucesora, la Wii U, solo logró vender 13 millones de unidades desde su lanzamiento en 2012, fracaso que motivó el presuroso y repentino lanzamiento de Switch, su nueva consola, cuya venta mundial, incluido Chile, comienza hoy.
La heredera del imperio nuevamente desafía a la industria con innovación por sobre poder gráfico, con nostalgia por sobre modernidad y que para muchos debe ser la gran carta de presentación frente a una industria extremadamente competitiva.
Tres en uno
El concepto tras Nintendo Switch es el de una consola híbrida, una tableta capaz de reproducir el mismo juego de manera portátil como en la pantalla de un televisor en el living de la casa.
La idea es tan siniestra como perfecta desde el punto de vista comercial: comienzas a jugar en tu casa, tomas la tableta, le añades los controles y puedes seguir con la misma experiencia en el camino.
Junto con esta flexibilidad, el dispositivo viene con un par de controles llamados Joy Con que permiten este híbrido funcionamiento: por separado son controles con movimiento similares a los de la Wii que permiten unirse para hacer un gran joystick o usarse individualmente para jugar con amigos. Y posicionados a los costados de la Switch, la convierten en una consola portátil (ver infografía).
La compañía vende el sistema como una experiencia tres en uno: una consola hogareña, una portátil y un modo "de mesa", en el cual gracias a una pieza incluida con la tableta, se puede parar sobre una superficie para que varios jueguen alrededor.
Gráficamente es superior a sus predecesoras, pero no tiene ni la capacidad de procesamiento ni de almacenaje para correr los grandes títulos que dominan el mercado. Sagas como Call of Duty o GTA, por ejemplo, no están en los planes y por las especificaciones del dispositivo, no deberían correr.
Para enfrentarse a eso, Nintendo optó por un catálogo que apela a su principal activo: la nostalgia. Su gran juego de lanzamiento, The Legend of Zelda Breath of the Wild, es el juego más nuevo de una saga que ya cumplió 30 años. Lo mismo ocurre con Super Bomberman R, un personaje cuyos inicios se remontan a los 80.
Por ahora Switch tienen sólo cinco juegos disponibles, ninguno de los cuales estarán incluidos con el equipo, cuyo costo de lanzamiento es de 349.990 pesos. Si bien su catálogo parece reducido, para Gonzalo Lara, jefe de la Carrera Animación Digital y Diseño de Videojuegos de la U. del Pacífico, puede ser una ventaja. "Un catálogo limitado no es necesariamente algo malo, pues permite mayor vitrina -y mejores ventas- a productos de otras empresas, un problema histórico en consolas Nintendo", lo que explicaría por qué la nueva aventura de Mario no debutará en este dispositivo sino hasta fin de año.
También se especula que Nintendo decidió lanzar el aparato antes de tenerlo listo, por la presión de los inversionistas para contar con un producto nuevo antes del fin del año fiscal, el 31 de marzo. Todo considerando que el proyecto fue revelado recién en octubre pasado, mientras que los datos del lanzamiento se supieron en enero. Y las primeras reseñas dan cuenta que carece de funciones claves en consolas modernas, como un navegador web o aplicaciones como Netflix.
Pero ya sea una llegada apurada o sea parte del plan de la compañía, lo cierto es que analistas coinciden en que Nintendo no soporta otro traspié. "Un nuevo fracaso podría consolidar discusiones sobre si es conveniente que sigan creando consolas, o si es mejor especializarse en crear juegos para terceros, como sucedió con Sega", dice Lara.
Las cifras de preventa al menos parecen bien encaminadas: la primera orden de dos millones de consolas estaría agotada, y la compañía ha advertido que conseguir una dentro del primer mes podría ser complicado. Se espera que en el primer año se vendan, al menos 5 millones de unidades, aunque los más optimistas aventuran 10 millones, casi lo mismo que la Wii U en cinco años.