No a la igualdad de género
Proponer compensaciones económicas para que más mujeres accedan a cargos políticos es una falta de respeto hacia ellas. Casi un reconocimiento de que no podrían hacerlo por méritos propios.

NO ESTOY de acuerdo con que la participación de la mujer en el mundo político y laboral, en general, deba ser igualitaria con la de los hombres. Mucho menos en que se gasten recursos públicos "comprándoles" a los partidos cupos para aumentar la participación política femenina en las próximas elecciones.
Los incentivos económicos son útiles cuando se asocian con la productividad, la excelencia, la superación de metas o el desarrollo de las áreas donde el Estado debe cumplir con su rol subsidiario. Pero dar incentivos sólo por el sexo de una persona es tan ineficiente como dárselo a quienes contraten a profesionales egresados de malas universidades, a hijos de pequeños pescadores artesanales, a ex futbolistas o a quienes pueden estar sin respirar bajo el agua por equis minutos.
Proponer un sistema de compensación económica para que puedan acceder más mujeres a cargos políticos es una falta de respeto hacia ellas. Casi un reconocimiento de que no podrían acceder a ellos por méritos propios. El problema no se soluciona dando cuotas que comunizan la participación en política, sino que abriendo espacios de participación donde los candidatos se elijan por su capacidad y no por pertenecer a una camarilla que se perpetúa en los cargos. El desencanto con la política no es porque haya poca representación femenina en las cámaras, sino por el propio actuar de los políticos, cualquiera sea su sexo.
Hay muchas mujeres que se desempeñan mejor que los hombres en actividades ejecutivas, educativas y hasta políticas. Pero nada tiene que ver el género con el desempeño. La equidad se logra asegurando igualdad de oportunidades y derechos a todos los ciudadanos (sean hombres, mujeres o transexuales) para que los distintos cargos públicos y privados sean asumidos por quienes demuestren ser los más competentes para desempeñarlos.
El desarrollo de competencias se logra con una buena educación, sector que claramente tuvo un fuerte deterioro en las últimas décadas. Si el 70% de los profesores de educación preescolar y básica son mujeres, ¿alguien podría concluir que la culpa de la deficiente educación es por esta causa? Obviamente que no. ¿Mejorará la educación si se entrega una compensación económica a los colegios para que contraten más profesores varones y reduzcan la brecha de género? Ridículo.
Preocupa ver en Chile el aumento del cuoteo en desmedro de la calidad. Cuando se estipula que el incentivo económico se suspenderá una vez que se llegue a un 30% de mujeres electas, más parece ser el resultado de un cálculo matemático que la respuesta a un diagnóstico de las causas de la poca participación femenina en política. Entregar cupos al Partido Comunista mediante el expediente de la exclusión es un cálculo de política-matemática más que una preocupación por ofrecer a la ciudadanía la posibilidad de elegir entre los mejores candidatos.
No importa quiénes ocupen un lugar en el Congreso, mientras sean los mejores o que los ciudadanos crean que son los que mejor los representan. Si los partidos creen tener mujeres calificadas (que las hay), deberían seleccionarlas como candidatas por la racionalidad de la decisión y no por la oferta de aumentar en un 50% lo que los chilenos aportamos para financiar sus campañas.
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