Antes de la foto oficial, esa donde posan los 11 titulares, Alexis Sánchez se acercó a sus compañeros para arengarlos. El goleador histórico de la Roja vivía de manera distinta la previa del partido más importante para la selección nacional.
El Niño Maravilla quería hacer de esta final, su partido para confirmar que está entre los mejores delanteros del mundo. Sánchez tomó la pelota y recibió la primera infracción cuando el reloj registraba 54 segundos.
No pasaron ni 30 segundo y el tocopillano remataba al arco por primera vez.
El inquieto Sánchez complicaba a los defensas alemanes, Ginter no le daba un centímetro de ventaja y era el anuncio de una jornada amarga para el 7 chileno.
A los 10 minutos del partido, Sánchez sacó nuevamente sus credenciales para desarmar el muro germano, sin embargo, el balón todavía no pasaba ni cerca del arco de Ter Stegen.
La presión alemana incomodaba de sobremanera al Niño Maravilla que se vio molesto, incómodo, irascible. El tocopillano no podía sacudirse de las marcas que Joachim Löw dispuso para contenerlo.
A los 19 minutos rescató un rebote que dió el portero alemán tras un disparo de Arturo Vidal.
Alexis Sánchez intentó de todo, incluso se cambió de banda. Pasó de la izquierda a la derecha, pero no ppudo sortear el bloque defensivo de una selección ordenada, que nunca se dejó sorprende.
La imagen del Alexis al término del primer tiempo, resume los ingratos 45 minutos iniciales.
La segunda etapa fue una copia de la primera. Alexis Sánchez no pudo establecer diferencias, y pese a que intentó por todos lados, no pudo.
La última oportunidad de Chile para poder empatar el partido estuvo en sus pies, el tocopillano lanzó el tiro libre del minuto 94, y Ter Stegen le negó la posibilidad de celebrar.