En un referendo marcado por una alta convocatoria (69%) y en línea con las sorpresas electorales de este año, Italia rechazó una reforma propuesta por el primer ministro, Matteo Renzi, abriendo un escenario de incertidumbre política, tanto en la península como en la Unión Europea (UE). El terremoto político fue tal que en un discurso televisado el premier dijo que asumía la responsabilidad, por lo que anunció su dimisión.
La proyección de los canales de televisión italianos le daban un 59% al "No", mientras que el "Sí" lograba apenas un 40%. A su vez, la participación se situaba en un altísimo 69%.
El resultado se convirtió así en una dura y dolorosa derrota para Renzi, quien había sugerido durante la campaña que dimitiría si ganaba el "No".
Apenas se conocieron los resultados, la Liga Norte y Forza Italia exigieron la salida del primer ministro. Poco después y en un discurso televisado, Renzi anunció que hoy presentará su renuncia. "El 'No' ganó en forma clara y neta. Quería recortar escaños, pero no lo he logrado. La silla que cae es la mía", dijo, para luego agregar: "Esta reforma es la que hemos sometido al voto, no hemos resultado convincentes, lo siento, pero nos vamos. Como era claro desde el principio, mi experiencia de gobierno finaliza aquí, con un nudo en la garganta".
Fallido "paso histórico"
La derrota también es vista con muchísima preocupación por la Unión Europea, que revive los fantasmas del Brexit, pero ahora con la tercera mayor economía del bloque continental.
A su vez, el triunfo del "No" en el referendo se lee como una victoria de los dos principales partidos populistas de Italia, el antisistémico Movimiento Cinco Estrellas, liderado por el comediante Beppe Grillo, y la Liga Norte, con un discurso antieuropeo, cuya principal figura es Matteo Salvini.
Grillo reclamó que los italianos "deben ser llamados al voto lo antes posible". "Se debe votar lo antes posible. Los partidos harán de todo para alargar y llegar a septiembre de 2017 para recibir 'la pensión de oro' (parlamentaria). No se lo permitiremos", dijo Grillo en su blog, en un artículo titulado "¡Viva!". "Han sido derrotados los grupos de poder", comentó, por su parte, Renato Brunetta, portavoz de Forza Italia.
El proyecto impulsado por Renzi contaba con el apoyo de influyentes líderes extranjeros, como el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la canciller alemana, Angela Merkel.
Para el premier italiano, su propuesta se erigía como un "paso histórico" para modernizar Italia. Así, buscaba establecer un nuevo escenario para garantizar mayor estabilidad política y gobernabilidad, uno de los grandes males de Italia, que ha tenido 63 gobiernos en 70 años de democracia.
En líneas generales, Renzi proponía cambios a la Constitución con el fin de reformar el actual sistema parlamentario, el llamado "bicameralismo perfecto", considerado como una traba que otorga el mismo poder a la Cámara de Diputados y al Senado. Por eso se proponía reducir el número de senadores, de 315 a 100, lo que además tenía como objetivo disminuir la carga fiscal del sueldo de los parlamentarios y su injerencia en las decisiones del país.
Por eso, Renzi dijo : "He perdido. Pero en la política italiana no pierde nunca nadie. No ganan, pero ninguno pierde. Yo he perdido y lo digo en voz alta".
La campaña del referéndum generó un clima polarizado entre los adherentes a la propuesta de Renzi y quienes se oponían a la reforma. La mayoría de la clase política, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, incluyendo críticos de la propia formación de Renzi, el Partido Democrático (PD), rechazaron lo que, según ellos, otorgaba demasiado poder al jefe de gobierno, llegando incluso a compararlo con Benito Mussolini. Además, muchos partidarios del "No" asociaban la figura de Renzi con el establishment italiano, algo que abogan a modificar profundamente.
Afuera de sus fronteras, el rechazo al referéndum abre un escenario incierto para la Unión Europea.
Tras la decisión de Reino Unido de salir del bloque luego del triunfo del Brexit en junio pasado, el bloque ve con preocupación el avance de corrientes nacionalistas y populistas en el continente. Y la derrota de Renzi supone un avance de sus rivales, que se han mostrado favorables a una salida de la UE o al menos a abandonar el euro y regresar a la lira, basándose en un discurso que critica con fuerza las políticas estrictas de Bruselas, acusándolas de los problemas que sufre Italia.