"A veces, no me explicaba cómo salían tantos jugadores en un país como Camerún, donde uno veía tanta miseria, carreteras tan pobres, niños jugando en el barro… Pero luego me daba cuenta de que esos chavales tenían mucha clase, de que una de las cosas que más les entusiasmaba era jugar al fútbol y parecerse a las figuras de su país". Quien recuerda es el célebre entrenador español Javier Clemente, que entre 2010 y 2011 fue seleccionador de Camerún, un tiempo en el que apenas vivió en el país. "Pero tampoco hacía falta, porque la mayoría de los futbolistas jugaban en Europa". Hoy, sin embargo, recuerda aquella época como "muy difícil". "Quizás la más difícil que he he vivido en mi vida. Desde el primer día tuve problemas", cierra.

Clemente contaba entonces que Eto'o le avisó de que era tradición que el capitán llevase siempre a dos o tres de su cuerda. Cuando Samuel fue capitán, le dijo cuáles tenían que jugar y Clemente se negó: "Salió a la luz la polémica, unos se rebelaron, otros acusaron a los rebeldes de no esforzarse. Todo con una afición muy peligrosa. Cuando hice la convocatoria, un ministro me dijo que cinco estaban vetados por el capitán. Le dije: 'Eto'o, tienes 32 años, eres el mejor jugador de África, ¿para qué te metes en estos líos?'. Pero él estaba que no, que no y que no".

También recordaba Clemente que el ministro le impuso a Ekotto, que jugaba en el Tottenham: "Yo le había echado de la concentración por golfo. Pedí explicaciones y me dijeron: 'Soy el ministro de Camerún, dirijo al ejército y a la policía, ¿no voy a poder meter un jugador en el equipo nacional?'. Luego no pagaron las dietas, se montaban unos líos brutales".

Han pasado casi siete años desde entonces y Clemente no se sabe cuál es el paralelismo entre lo que vivió y lo que pueda vivir ahora Hugo Broos, el técnico belga que dirige a Camerún. Pero sentencia: "Están muy locos".