Sólo bastaba con recorrer los jardines de la Quinta Vergara para entender que la tercera jornada de Viña 2013 seguía un solo sino: se trataba de la noche donde campearían el chillido sin compasión por los tímpanos sensibles y el furor de cintillos, carteles y movimientos nerviosos. Y aunque también ofrecía por lejos el menú más dispar del evento -un baladista de 56 años antecediendo a un trío de veinteañeros fabricados por Disney-, el pulso de los fans acérrimos dominó cada rincón. Ahí donde las seguidoras de Jonas Brothers se apiñaban contra rejas y escaleras, las que iban por Miguel Bosé sorteaban el frío.
Las diferencias sólo se diluyeron cuando, cerca de las 22 horas, el director Alex Hernández anunció que sólo quedaban tres minutos para iniciar la emisión, desatando una cuenta regresiva que hizo pararse a todos. Bajo ese mismo espíritu entusiasta, Eva Gómez y Rafael Araneda salieron a las 22.12 horas, al ritmo de Morena mía, uno de los hits de Bosé y que musicalizó el calculado coqueteo de cada noche. Luego, turno para un coqueteo mayor: el del español en su novena vez en el certamen -"el templo de la música en Latinoamérica", lo llamó él mismo-, partiendo con composiciones como Mirarte y Duende. El griterío estaba servido, incluso para colegialas apenas enteradas que ese hombre robusto alguna vez bailó con mallas y lycras. El primer estallido real vino con Nena, aunque el goce sin respiros se lo llevó un popurrí que ofreció Te diré, Morir de amor y Creo en ti.
Casi como un gesto para la audiencia juvenil, el cantante invitó a su coterráneo Pablo Alborán a cantar Puede qué y luego hizo lo mismo con la chilena Francisca Valenzuela, parte del jurado (ver dato). ¿El resultado? El de siempre para alguien que juega de local: todos los premios, antorcha de plata y de oro, gaviota de plata y de oro. Cuando alzó las dos primeras, soltó: "Le voy a regalar una a cada uno de mis hijos". Cuando ya tenía las otras, los ojos se le humedecieron y las lágrimas casi parecían saltar. Luego de 100 minutos, el artista se retiró por un costado del reducto. Luego se trasladó al hotel Sheraton Miramar y se esperaba que durante la madrugada partiría a Santiago parra luego tomar un vuelo a Concepción, la próxima escala de su tour.
Minutos después del fin de ese show, el romanticismo y elegancia cambió por los chistes de doble sentido a cargo de Nancho Parra, quien apareció sobre el escenario advirtiendo que desde la organización del Festival le habían pedido que su rutina estuviera libre de chistes de doble sentido y de garabatos, y luego partió riéndose de su condición de humorista desconocido. Pero a los pocos segundos el carácter de la rutina del ganador de El rey del show cambió, para enfocarse en burdos chistes sexuales, que intercambió también con algunas canciones y apelando a la galería, a las mujeres y a su esfuerzo por hacer humor para ganarse al público. ¿El resultado? Dos antorchas y dos gaviotas luego de una rutina de 40 minutos.
El segundo plato fuerte de la jornada, Jonas Brothers, apareció a la 01.50 horas, con una Quinta Vergara atiborrada de fans que esperaron con cierta impaciencia al trío estadounidense, que con esta cumple su tercera visita al país.