Nokia: Duro de matar
Esta semana, la empresa Nokia se robó las miradas del mayor evento mundial de la telefonía móvil con el relanzamiento del celular clásico presentado hace 17 años. Un aparato que sirve solo para llamar y culebrear.
Cada año, el Mobile World Congress (MWC) convierte a Barcelona en una Meca para los fabricantes, quienes peregrinan en masa a mostrar sus últimas novedades portátiles. Es la mayor reunión mundial de la industria y en la versión que se realizó esta semana todos esperaban la presentación de equipos como la tableta Galaxy Tab S3 de Samsung y el BlackBerry One, teléfono que marca el regreso de la clásica marca. Pero ninguna compañía generó tanto interés como Nokia con el relanzamiento de su celular 3310, presentado originalmente hace 17 años y que se volvió uno de los dispositivos más exitosos de todos los tiempos, con cerca de 126 millones de unidades vendidas en el mundo.
Entre las principales gracias que lo volvieron casi un aparato de culto estaba su durabilidad: a diferencia de muchos de los equipos actuales que se dañan con la más mínima caída, el 3310 resistía casi cualquier accidente. De hecho, en internet hay varios videos en los que usuarios corroboran su fortaleza disparándole con fusiles de asalto o haciendo que un tanque le pase por encima. Además, el teléfono tenía una batería que le permitía estar encendido hasta 260 horas, y también incluía el Snake II, el popular y sencillo juego de la serpiente.
Aunque la versión presentada esta semana tiene pantalla en colores y un diseño más estilizado, el nuevo 3310 sigue siendo casi tan básico como el original. La conexión a Wi-Fi no existe, usar Google Maps es imposible, porque no tiene GPS y no hay tienda de aplicaciones, lo que evita el robo de datos o que el usuario pueda ser rastreado. Su conexión 2,5 G es rudimentaria y apenas navega por internet. También tiene una cámara trasera de sólo dos megapíxeles -la del iPhone 7 es de 12- y su memoria interna es de sólo 16 MB, es decir, alcanza para unas tres canciones en formato MP3.
El popular juego de la serpiente, en cambio, sigue presente y su batería permite hablar hasta 22 horas continuas y en reposo el equipo podría estar encendido hasta un mes. En una era en que los celulares son unos adictivos computadores en miniatura con decenas de aplicaciones, velocidades de navegación altísimas y varios gigabytes de memoria, ¿qué sentido tiene lanzar un equipo tan arcaico? Ian Bogost, profesor de computación interactiva del Instituto de Tecnología de Georgia, delineó varias explicaciones en un artículo de la revista The Atlantic que no tienen que ver con el gusto de los hipsters por lo vintage, sino que con razones comercialmente más poderosas.
La primera es que, pese a la penetración de los equipos más sofisticados, los teléfonos básicos siguen siendo populares en las zonas más pobres del mundo, y en pleno 2017 hay 5,5 mil millones de usuarios de estos equipos, versus 600 millones usando smartphones.
Detrás del relanzamiento del nuevo 3310, que cuesta unos 50 dólares, también está el interés de cubrir otras necesidades. "Cuando se popularizaron por primera vez a fines de los 90, los equipos móviles a menudo se compraban como una especie de seguro contra sorpresas o emergencias. La gente los tiraba en la guantera o los llevaba en el bolsillo cuando percibía un potencial peligro o había que coordinar algo. Esas preocupaciones persisten y el hecho de ser un equipo barato, confiable y con una batería de larga duración podrían convertir al Nokia 3310 en un excelente teléfono de respaldo", escribe Bogost.
Celulares a la antigua
De los 20 millones de celulares que se venden al año en el Reino Unido, un millón siguen siendo equipos básicos. Algo similar ocurre en Chile, donde seis de los 23 millones de celulares que hoy operan corresponden a los modelos más sencillos. "Existe un segmento de la población que sólo quiere un celular común y corriente. Desde el obrero que sólo lo quiere para llamar y enviar mensajes de textos, y a quien no le importa si se rompe, hasta la gente que quiere un aparato simple para llevar a un festival de música o como respaldo", explicó Ben Wood, analista de la consultora CCS Insight al diario The Guardian.
Mat Smith, columnista especializado del portal Engadget, también escribió que las funciones limitadas de equipos como el 3310 y otros fabricados por empresas como Fujitsu y Huawei los convierten en ideales para "estar en contacto con los niños, ir a conciertos o para llevarlo a la playa, donde no quieres que te interrumpan con emails del trabajo o mensajes de redes sociales". Ese factor y la mayor seguridad que ofrecen estos aparatos hacen que celebridades como Anna Wintour, editora en jefe de la revista Vogue, y la actriz Kate Beckinsale sigan siendo las usuarias más fieles y glamorosas de los clásicos celulares tipo "almeja".
Otro elemento que potencia el regreso del 3310 es, aunque suene curioso, su novedad. Robinson Meyer, analista de tecnología de The Atlantic, criticó el año pasado que todos los aparatos se ven iguales, y cuando Apple lanzó su iPhone 6S en 2015, sitios especializados como CNET lo describieron como el "punto cúlmine del aburrimiento de los smartphones".
En ese escenario, Meyer celebró un teléfono que sí rompía el molde: el Caterpillar S60, elaborado por la misma empresa que fabrica grúas y que aunque no se ve bonito resiste caídas desde grandes alturas y puede sumergirse en el agua. El especialista lo consideró una ruptura del estatu quo en el mercado, algo a lo que también aspira Nokia con este modelo. "Es cierto que el 3310 no puede guiar a un usuario en una ciudad y no le permite tuitear todo lo que está haciendo. Pero tal vez la necesidad de recargar constantemente el smartphone o que esté conectado permanentemente a la red, sin mencionar la compulsión de usar todas esas apps, se vería reducida con un segundo aparato concebido sólo para comunicarse por teléfono", concluye Bogost.
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