Cuando llegue la hora de mirar en perspectiva, Norah Jones puede dividir su 2012 artístico en dos instancias rotundas: la salida de su álbum Little broken hearts, uno de los mejores de su carrera y donde sepulta su compostura para alzarse como una diva fantasmagórica; y su aparición en la cinta Ted, donde vuelve a sacudir su estampa más formal como figura del jazz, gracias al puñado de chistes que cruza con el oso protagonista de la comedia, y que van desde su origen étnico hasta su atractivo físico.

Es el presente artístico que la estadounidense mostró anoche, ante siete mil personas, en Movistar Arena (ver crítica), en su tercera escala en el país, acompañada de cuatro músicos, con una audiencia que transitaba entre los 20 a 30 años, y con un espectáculo cálido y con nuevos bríos, donde dio espacio para ejercitar un par de frases en español.

"Estar en países como Chile siempre es una buena experiencia. De verdad, no me acuerdo cómo fue la primera vez que vine. Sé que estuve por acá, pero no tengo recuerdos de ese concierto de 2004. Pero sí me parece que hay buena conexión con la gente. Al menos, el lugar se ve muy grande, muy amplio", cuenta a La Tercera la también hija del músico indio Ravi Shankar, descalza y con su figura menuda extendida en un sillón, situado en uno de los salones del Movistar Arena, tres horas antes de saltar a escena.

Hora también para hablar de su elogiado nuevo disco: "A mí, al menos, me gustó mucho este álbum. No sé si pensar que es lo mejor que he hecho en mi carrera, pero quedé muy conforme, porque es un trabajo que demuestra un cambio". Aunque la melancolía ya fue la marca de su anterior entrega, The fall (2009), su reinvención más definitiva también tiene otro responsable: el productor Danger Mouse, quizás el crédito más influyente del circuito indie en los últimos años, y que trabajó como aliado de la artista que en 2002 asestó ocho premios Grammy y 18 millones de copias del exitoso disco Come away with me. "El fue muy importante para esta nueva etapa, y es clave para entender todo el sonido del álbum. Trabajamos juntos cada parte, cada canción, y la fuimos construyendo como un equipo. El abrió mi mente hacia los sonidos que antes conocía, pero que estaban ahí quizás sin que me diera cuenta", asegura.

Respecto de su participación en Ted, cinta protagonizada por Mark Wahlberg y su oso de peluche adicto a las drogas y las bromas de grueso calibre, Jones cuenta que "soy muy amiga de su director (Seth MacFarlane, creador de Padre de familia), y apenas me ofreció la invitación, acepté. Me mostró el guión y me pareció muy divertido. No sé si da una imagen diferente a la que tengo en la audiencia. La verdad, tampoco me lo cuestiono mucho. Que cada uno saque sus conclusiones", dice, añadiendo que "además, lo pasamos muy bien grabando y armando todo".

La artista arribó el el lunes al país y ayer, durante la mañana, salió del hotel Noi, en Vitacura, y con parte de su staff más cercano partió a recorrer el pueblito Los Dominicos, en Las Condes.