Aunque tiene un buen manejo de balón y en general no es sobrepasado en ese aspecto por sus rivales, Barnechea parece predestinado a descender debido a su ineficacia para generar peligro o para concretar las ocasiones que se crea de cuando en cuando.
Esta noche quedó comprobado ante Ñublense. En un partido equilibrado, cayó 3-1 ante Ñublense y se hundió más en la tabla del coeficiente de rendimiento, que en mayo próximo determinará la pérdida de categoría de tres clubes.
El equipo de Fernando Díaz, en tanto, hace un trabajo preciso y sin asumir demasiados riesgos, de acuerdo a la tradición que marca al ex arquero como entrenador. Así, hoy nunca se desordenó su trabajo en defensa; nominalmente tenía una línea de tres, pero cuando los locales atacaban, sus volantes abiertos se convertían en laterales y uno de los mediocampistas de corte se metía entre los centrales. De este modo, los huaicocheros nunca tuvieron superioridad numérica cuando buscaron crear riesgo para Damián Frascarelli.
Y cuando se trata de anotar, los chillanejos tienen lo suyo. De este modo, abrieron la cuenta con un rápido contragolpe que terminó en un rebote cedido por el arquero Jorge Manduca. En ese instante apareció Sebastián Varas, uno de los artilleros de los Diablos Rojos para poner el 1-0.
En el segundo tiempo, parecía que el asunto se resolvía con el 2-0, convertido por Tomás Lanzini, quien sería expulsado al recibir una segunda amarilla por sacarse la camiseta para celebrar.
Así, Barnechea se fue con todo hacia adelante, respaldado por el ingreso de Daniel González. Con eso le alcanzó para descontar al final, con el Chucky disparando desde la entrada al área de los sureños.
Los minutos finales fueron lo mejor. El local se jugó todo y tuvo un tiro en un poste. Sin embargo, en un córner a favor, Manduca subió a buscar el cabezazo, pero fue sorprendido a medio camino, cuando regresaba a su portería, por el tanto de Gabriel Rodríguez.