Fue una de las confirmaciones más polémicas de los últimos años. La campaña en su contra llevaba varios días. Cientos de manifestantes salieron a las calles en oposición a su nombramiento. Y el lunes, decenas de demócratas dieron discursos contra ella en el Senado durante 24 horas en un último esfuerzo para persuadir a los republicanos a que rompieran filas con su partido y negaran la confirmación. Según ellos, Betsy DeVos, la nominada por el Presidente Donald Trump como secretaria de Educación y quien no tiene experiencia en el servicio público, no estaba calificada. Pero los esfuerzos no bastaron. En una movida histórica, fue el Vicepresidente Mike Pence la pieza clave que logró que DeVos fuera confirmada como líder de esa cartera este martes.
DeVos, de 59 años y quien junto a su marido -según el portal Politico- donó a campañas de 17 senadores republicanos -muchos de los cuales votaron este martes-, logró apenas su rectificación, luego de que los 48 senadores demócratas que componen la Cámara Alta sumado a dos republicanos, Lisa Murkowski de Alaska y Susan Collins de Maine, votaran en contra, provocando un empate. Entonces Pence, quien preside el Senado por mandato constitucional, salió en defensa de DeVos y dio el visto bueno. Es primera vez en la historia de Estados Unidos que un vicepresidente emite un voto de desempate para un puesto en el gabinete.
Desde el momento en que fue presentada por Trump en noviembre como su nominada para la secretaría de Educación, DeVos causó polémica. Se estima que junto con su marido, Dick DeVos -ex CEO de la empresa Amway-, su fortuna familiar es de US$ 5.100 millones, según Forbes. Es considerada una de las parejas con mayor influencia política en Michigan, lugar donde ella llegó a presidir el Partido Republicano. Sólo en 2016 la familia habría gastado US$ 14 millones en contribuciones políticas a candidatos y partidos, según The New York Times. Durante su comparecencia ante el Senado en enero, dejó abierta la posibilidad de recortar el presupuesto de educación pública. Y, de acuerdo a la BBC, desconocía que la Ley para la Educación de Personas con Discapacidades era una norma federal. También dijo que una escuela en Wyoming podría necesitar un arma para defenderse de osos, lo que generó desconfianza.
Pero el punto más polémico de DeVos es que defiende el modelo educacional de "elección de escuelas", que le da total libertad a los padres para decidir dónde estudian sus hijos y no se rige por el código postal de dónde viven. Respalda las escuelas "charter", las mismas que promovió en Michigan. Se trata de establecimientos alternativos a los colegios públicos que son financiados parcialmente con fondos estatales. Tal como sucede con el modelo de subvención en Chile y que implementó Pinochet en 1980.
Estas escuelas son creadas por profesores, padres o grupos comunitarios, fuera del sistema escolar estatal. El modelo se ha implementado parcialmente en 14 estados. Además, defiende los programas "voucher", subsidios otorgados a los padres para colegiaturas en cualquier colegio.
Quienes respaldan este modelo dicen que le da a los alumnos la oportunidad de asistir a "buenas" escuelas independiente de donde vivan, y que el fomentar la competencia entre públicas y privadas impulsa la excelencia. Pero el diario The Washington Post lo advertía en enero: "El sistema puede reforzar la desigualdad y Chile ya lo probó". De acuerdo al periódico, el sistema en Chile no ha "ayudado a mejorar las oportunidades de los niños más pobres y rurales. Más que eso, ha incrementado las desigualdades socioeconómicas y ha provocado descontento y protestas". Además, destacó que Chile pasó de tener un 78% de estudiantes en escuelas públicas en 1981 a un 39% en 2013.