Nueva versión de La Flauta Mágica llega al Teatro Municipal

Contará con la soprano alemana Anett Fritsch, quien trabajó con Michael Haneke.




Agobiado por las deudas, el empresario teatral Emanuel Schikaneder escribe una obra que lo salvaría de la miseria. Para asegurar el éxito, convence a su amigo Wolfgang Amadeus Mozart -quien también sorteaba apuros económicos- de escribir la música y encabezar la puesta en escena. Así nació La flauta mágica, una ópera popular en que se intercalan partes habladas, considerada una de las piezas cumbre del compositor. Se estrenó con revuelo el 30 de septiembre de 1791 en el Theater an der Wien de Viena, con Mozart como director, dos meses antes de su muerte.

El argumento es sencillo: el príncipe Tamino lucha por rescatar a Pamina, secuestrada en las profundidades de un templo por el mago Sarastro. La tarea no es fácil, pero lleva consigo un instrumento con poderes especiales que lo ayudará a sortear todo obstáculo. Aunque parece otro romántico cuento de hadas, es quizás la pieza más remontada en los teatros del mundo. ¿La clave? No solo contiene arias magníficas para todos sus personajes, sino que propone un tema universal: la lucha entre la luz y la oscuridad. La misma llegará el 29 de octubre al Teatro Municipal de Santiago en la versión local a cargo de Miryam Singer.

Su puesta en escena combina coloridos vestuarios con una escenografía audiovisual, carente de referencias a un espacio-tiempo determinado. Los roles principales serán interpretados por el tenor español Joel Prieto (Tamino) y la soprano alemana Anett Fritsch, experta en el repertorio de Mozart. Además de encarnar a Pamina desde 2010, a sus 28 años ha personificado a Susana y Contessa en Las bodas de Fígaro, Constanza en El rapto en el serrallo y a Doña Elvira en Don Giovanni. El salto en su carrera lo dio de la mano del director Michael Haneke, ganador del Óscar a Mejor película extranjera en 2012 por Amour, quien la dirigió en su versión de Così fan tutte, también de Mozart. Fue el propio Haneke quien encabezó las audiciones para elegir al elenco. "El proceso fue intenso. Ensayamos 8 semanas seguidas, 8 horas diarias, incluyendo sábados y domingos. Él está acostumbrado a rodar por 15 horas, pero para nosotros es diferente porque tenemos que cantar y la voz se resiente", recuerda.

La experiencia le permitió adentrarse aún más en el universo de Mozart, a su juicio "un compositor único, el más especial de todos los tiempos". "Cuando me siento mal me basta con escucharlo para recobrar la energía. Su música es tan transparente que si no lo interpretas con una técnica perfecta, inmediatamente notas que hay algo mal. No hay adornos vocales con que puedas disimularlo. Esto hace que sea tan difícil y maravilloso a la vez".

Aunque ha interpretado a Pamina en innumerables ocasiones, reconoce que está feliz con la versión de la regisseur Miryam Singer y el director del elenco internacional Konstantin Chudovsky. "Esta vez estoy descubriendo cosas nuevas, y eso es una muy buena señal. Aquí no hay espacio para que el público se duerma o distraiga. Podrán centrarse en lo realmente esencial".

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