Las viejas cabinas de teléfono que se siguen viendo por las calles de Nueva York tienen ya fecha de jubilación. El plan es que en un año los aparatos con teclas, cable y auricular empiecen a ser reemplazados por quioscos inteligentes más esbeltos, dotados de pantallas táctiles y que formarán una red WiFi por toda la ciudad que permitirán acceder gratis a Internet.
La metrópoli cuenta hoy con unos 6.400 teléfonos públicos de pagos instalados. El proyecto presentado por el alcalde Bill de Blasio contempla modernizar la entera red de cabinas con hasta 10.000 quioscos de aluminio "LinkNYC". El nuevo sistema permitirá hacer llamadas gratuitas a cualquier teléfono en EE.UU. y consumir hasta un giga de datos al mes.
La pantalla táctil, que funciona con el sistema operativo Android, permitirá el acceso a contenido a través de aplicaciones. La ciudad espera generar US$ 20 millones en ingresos en el primer año de contrato, que ganó el consorcio CityBridge. Los creadores de estos puntos de enlace garantizan que ofrecerán una conexión a la red por vía inalámbrica 100 veces más rápida que la que ofrecen los puntos de WiFi público que ya operan en Nueva York.
Los residentes o los pequeños negocios que tengan cerca uno de estos quioscos podrán utilizar su señal sin problema. Se calcula que cada uno de estos puntos de acceso a internet puede soportar hasta 250 usuarios a la vez. A esa velocidad de transmisión de datos, podrán hacerse llamadas por video sin problema. Otra de las funciones de estas cabinas es que podrán ser usadas como puntos de cargas de los teléfonos y tabletas. Además, servirán para acceder a los diferentes servicios públicos que ofrece la ciudad.
Uno de los problemas de estos puntos WiFi públicos es la seguridad. CityBrige explica que la red está protegida con una red de encriptado que reduce su vulnerabilidad y no permite que los dispositivos que la usan puedan conectarse entre ellos. Los gestores se comprometen a la vez a no utilizar o vender la información personal de los que se conectan. La instalación de estos quioscos comenzará en un año, una vez que pase todos los trámites para su aprobación, y llevará seis años completarla. La idea inicial es operar 7.500 puntos, que puede ampliarse a 10.000 si la red tiene éxito. Para entonces solo se dejarán tres viejas cabinas operando, para no perder ese vínculo con la historia.