El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, decidió dar un paso más en su particular lucha por mejorar la salud de los ciudadanos y, después de haberle declarado la guerra al tabaco, los refrescos azucarados y las grasas hidrogenadas, ahora arremete contra la sal.

El Departamento de Salud de Nueva York anunció ayer el lanzamiento de un programa voluntario por el que se pretende reducir el sodio en los alimentos envasados y en los restaurantes en un 25% dentro de los próximos cinco años, lo que podría reducir la ingesta de sal en un 20% y evitar miles de muertes prematuras.

"Los estadounidenses consumen al día el doble del límite recomendado de sal, que aumenta la presión arterial y supone un riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares para millones de personas", explicó el responsable del Departamento de Salud de Nueva York, Thomas Farley.

La idea de Bloomberg, es instar a los fabricantes de alimentos de todo el país a que, de forma voluntaria, en 2014 hayan reducido una media de un 25% la cantidad de sodio incluido en sus productos. 

RESPALDO DEL SECTOR
Después de más de un año de reuniones con los mayores productores y asociaciones del país, Bloomberg asegura contar con el respaldo del sector.

"Tenemos intereses comunes con la ciudad de Nueva York. Sus recomendaciones son loables, pero muy agresivas", explicó un portavoz del fabricante de las populares sopas Campbell, que dice haber reducido a la mitad el sodio de sus productos desde la década de los ochenta, por lo que reducir otro 20% "es ya todo un reto".

La cadena de comida rápida Subway, por ejemplo, se ha comprometido a aplicar estas recomendaciones en sus cerca de 23.000 establecimientos del país, al tiempo que la Snack Food Association, que agrupa a fabricantes de papas fritas y otros aperitivos salados, cree que el plazo propuesto es demasiado corto.

OPINIONES ENCONTRADAS
Según datos del Departamento de Salud, cada estadounidense ingiere una media de 3,3 gramos de sal al día, mientras que la cantidad diaria recomendada oscila entre 1,5 y 2,3 gramos, al tiempo que los ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares causan 23.000 muertes al año en Nueva York y más de 800.000 en todo el país.

Sin embargo, desde distintos ámbitos médicos la iniciativa también ha despertado críticas, ya que hay quienes sostienen que no hay suficientes datos que demuestren que la reducción de sal tenga efectos positivos en la salud, porque puede implicar cambios fisiológicos que en algunos casos también están asociados a problemas cardíacos.

El profesor de la Escuela de Medicina Albert Einstein de Nueva York, Michael Alderman, en declaraciones al New York Times advierte que si se pone en práctica de forma masiva, esta iniciativa se convertirá en un "experimento incontrolado con la salud pública", que puede tener "consecuencias no deseadas".