La relación entre Estados Unidos y Venezuela vuelve a tensionarse, pero esta vez con Donald Trump en la Casa Blanca. El lunes, el Presidente Trump realizó su primera movida en contra del gobierno del país caribeño y sancionó, a través del Departamento del Tesoro, al vicepresidente venezolano, Tareck El Aissami, por haber supervisado o "poseído parcialmente envíos de narcóticos de más de 1.000 kilogramos desde Venezuela en múltiples ocasiones, incluyendo algunos con destino final en México y EE.UU".
Las sanciones implican la anulación de la visa de Al Aissami, la prohibición de realizar transacciones financieras y un bloqueo de sus activos en Estados Unidos. La orden también afecta al empresario Samark José López Bello, señalado como quien encubría los bienes del vicepresidente. Tal como dijo este martes el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, las sanciones han resultado en la congelación de "decenas de millones de dólares" en sus activos bajo jurisdicción estadounidense.
De acuerdo a The New York Times, desde que Trump llegó a la Casa Blanca estaba bajo una gran presión tanto de parte de los republicanos como de los demócratas para que adoptara una postura más dura frente a Venezuela. En una carta enviada el 8 de febrero, 34 miembros legisladores le pidieron al mandatario que tomara acciones inmediatas contra los funcionarios que estaban involucrados en casos de corrupción y de violaciones a los DD.HH.
Tras una investigación "de años", el Departamento del Tesoro decidió castigar a El Aissami, quien asumió como vicepresidente del país a principios de enero. Este martes El Aissami calificó la medida de "miserable e infame agresión".
Las relaciones entre ambos países se tensionaron en diciembre de 2010, después de que Caracas no aceptara a Larry Palmer como embajador. En 2014, el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro decidió reducir en 80% el número de funcionarios diplomáticos con autorización para trabajar en la embajada de EE.UU. en Caracas.
Fue ese año que se firmaron las primeras sanciones contra siete funcionarios venezolanos, quienes, según la Administración Obama, eran responsables de violaciones a los derechos humanos durante las protestas que marcaron ese año. En marzo de 2015, Obama expandió las sanciones y firmó una nueva orden ejecutiva que declaró "emergencia nacional" por la crisis humanitaria que vive en Venezuela y el "riesgo extraordinario" que supone la situación en ese país para la seguridad de EEUU. La orden fue renovada el 14 de enero de este año, sólo seis días antes de que Obama dejara la Casa Blanca.
De acuerdo al diario El Nacional, Trump habría mostrado preocupación por la situación que vive Venezuela. Pero no está claro cómo seguirá. Según afirma a La Tercera Cynthia Arnson, directora del programa de América Latina del Wilson Center, Trump "no ha articulado una política hacia América Latina" y habrá que esperar a ver a quién nombrará como subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos. Sin embargo, señala que hace unos días Trump indicó que el combate al crimen organizado sería un eje central de su gobierno. "La pregunta es si hay otro aspecto de la política hacia Venezuela, más allá de las sanciones", explica.
El analista político John Zogby explica a este diario que las acciones de Trump representan varias "capas de cambio en la política". El Presidente "continúa su dureza en el crimen y las drogas, (...) está golpeando al Islam radical (...). (Las sanciones) son una acción que parece fácil y popular para establecerse como alguien que no tiene piedad con los criminales", dice.