Si algo han demostrado los colombianos en los últimos meses es que aprendieron a robarse la película. Lo hicieron sus deportistas en agosto, en Río de Janeiro, donde sellaron su mejor participación histórica en los Juegos Olímpicos. Dos meses después, esta vez en el T-Mobile Arena de Las Vegas, fueron los músicos del país cafetero quienes se tomaron por asalto la entrega de los Grammy Latinos, donde además de protagonizar la ceremonia con destacados shows en vivo se alzaron como triunfadores absolutos de los premios más importantes de la industria para la música en español.
Tal como ha ocurrido en el deporte, la explosión de la música colombiana parece deberle tanto al encuentro de diversos talentos específicos como a un silencioso trabajo de años. Un fenómeno que comenzó a manifestarse hace tiempo, pero que últimamente se ha diversificado y ha expandido su alcance. Quedó claro en el evento de Las Vegas, donde artistas como J Balvin, Fonseca, Carlos Vives y Shakira -éstos últimos, ganadores de Canción y Grabación del Año por La bicicleta- se repartieron los gramófonos de las principales categorías, incluyendo la de Mejor nuevo artista para Manuel Medrano.
"Durante años hemos sido testigos de la buena música del mundo, pero ahora llegó un momento en que decimos 'bueno, esta es nuestra propuesta', y afortunadamente está siendo muy bien aceptada por todos", dice a La Tercera Medrano, quien el mes pasado debutó ante el público chileno con un show en el Teatro Caupolicán. El reciente triunfo en los Grammy Latinos del cartegenero de 29 años -que también se impuso en Mejor álbum cantautor-, dueño de una voz grave y temas de alta rotación radial, es una señal concreta de que la música colombiana de exportación no se agotó con su primera camada de estrellas globales. "Shakira, Juanes, Aterciopelados y Vives llevaron su música al mundo y nos abrieron este espacio a artistas alternativos", agrega.
Iniciado por aquellos que menciona Medrano, el actual boom colombiano responde en gran medida a la capacidad de sus artistas para penetrar en el mercado estadounidense, algo que han conseguido también bandas rockeras -como Sanalejo, nominados al Grammy anglo- y también proyectos alternativos como el de los bogotanos Bomba Estéreo, cuya fusión de beat bailable y ritmos locales como la champeta y el merecumbé ha ganado adeptos en Norteamérica.
Aunque quizás donde más se ha reflejado la expansión transversal de la música cafetera es en el reggaetón, escena dominada durante años por los puertorriqueños y ahora liderada por Maluma -cuestionado por estos días por letras consideradas machistas- y J Balvin, íconos del perreo planetario que se cocina desde Medellín. "Creo que después de pasar tiempos tan crueles y despiadados, los colombianos no tuvimos otra que levantarnos y mostrar una nueva cara", comentó Balvin durante su reciente paso por la Teletón y antes de su debut en Viña 2017, adonde llegará como gran estrella junto a su paisano Maluma. Lo anterior tiene una base empírica: entre ambos se reparten los primeros lugares del ránking radial chileno, con éxitos como Chantaje, Vente pa'ca y Otra vez.
El ritmo mundial
Como Balvin, el editor de Cultura del diario El Tiempo, Carlos Solano, cree que los procesos de paz en Colombia han ayudado a su desarrollo musical, "especialmente en la circulación de artistas que viajan por todo el país haciendo giras y conociéndose". Pero para el periodista, el principal factor de su despegue continental fue la aparición de una nueva generación, que además de reinterpretar la rica y diversa música regional de su país profesionalizó la escena y aspiró alto.
"Muchos de los artistas que hoy tienen eco superaron la etapa de fusión experimental, con propuestas pegajosas y comerciales que además tuvieran una marca personal", explica Solano, para quien el salto global se debe a que la música de su país "conecta bien con la música bailable que se demanda mucho en otros mercados".
Otro que ha visto de cerca el estallido musical cafetero es Gabriel Abaroa Jr, presidente de la Academia Latina de la Grabación. El mexicano, mandamás de la entidad a cargo de los Grammy Latinos, también ve en el auge la respuesta a una crisis. "Tal como las dictaduras hicieron surgir la bossa nova en Brasil, el rock argentino y la cantautoría y trova chilena, la crisis provocada por la guerrilla y el narcotráfico hizo surgir en Colombia una forma de expresar muy nacionalista, de orgullo por las raíces, a la que sumaron elementos pop que la hicieron exportable al mundo", asegura desde Miami.
¿Qué elementos ayudarían entonces a una escena como la chilena a tener ese reconocimiento continental? "La Ley, Mon Laferte, Alex Andwanter, Myriam Hernández son ejemplos claros de chilenos que son reconocidos afuera. Coinciden en haber salido de Chile a hacer promoción y a trabajar la ruta", cierra.