"Proyectamos al Frente Amplio un 44% y subestimamos su votación, las disculpas a quienes siguen nuestros resultados. Estamos en plena autocrítica". Ese fue el mensaje que escribió en Twitter Juan Carlos Doyenart, director de la encuestadora Interconsult, para admitir los errores que cometieron en los sondeos de cara a las elecciones parlamentarias en Uruguay. Esto, porque dicha encuestadora -al igual que otras- señaló que el Frente Amplio no tendría una mayoría absoluta en el Parlamento. Sin embargo, la realidad fue diferente porque lograron los escaños necesarios.
Pero Doyenart no fue el único. Ignacio Zuasnabar, director de Equipos Mori, también reconoció que "hubo una diferencia entre lo proyectado y lo real". "El año 2014 viene siendo complicado para las encuestadoras. Estamos teniendo algunos problemas que no teníamos en el pasado. Creo que esto nos lleva a realizar una reflexión profunda sobre nuestros métodos, a revisar nuestro proceso de trabajo para evitar que estas cosas continúen profundizándose en el futuro y más bien intentar corregirlas", añadió.
Las complicaciones a las que se refiere Zuasnabar ponen de manifiesto la situación de las encuestadoras en otros lugares. Sin ir más lejos, en la primera vuelta en Brasil, realizada también el 5 de octubre, el resultado de las elecciones distó de los pronósticos realizados por las encuestadoras. Por ejemplo, la firma MDA divulgadó su estudio un día antes de los comicios y le atribuyó a Dilma Rousseff un 40,6 % de las intenciones de voto, mientras que situó a Aécio Neves con un 24 % y a la ecologista Marina Silva con un 21,4 %. El Instituto Datafolha, por su parte, le dio a Dilma 44% de las preferencias, ante 26% de Aecio Neves y 24% de Silva. Esa fue la primera vez que puso a Neves en segundo lugar. Pero las urnas dijeron otra cosa y si bien Rousseff se impuso con 41,59%, Neves le siguió cono 33,55% de los votos, casi 10 puntos más de las proyecciones de las encuestadoras.
Esto llevó a que Aécio Neves dijera que estas empresas deberían dar una explicación por sus errores. Posteriormente, Mauro Paulino de Datafolha señaló que habían hecho unas modificaciones por lo que el resultado de la segunda vuelta era muy similar en sus proyecciones. "La comparación con la primera vuelta ayuda a comprender cómo factores ajenos al control del instituto (Datafolha), pueden generar movimientos de última hora e influenciar el resultado", explicó el director del instituto en una columna.
Una situación similar, pero más evidente, también la vivió Panamá en mayo pasado, cuando las encuestas dejaban en tercer lugar a quien hoy es el presidente. José Domingo Arias se empinaba en un sondeo de Ipsos a pocos días de la elección con una intención de voto del 34,2%. Le seguía Juan Carlos Navarro con 33,9% de las preferencias y luego venía Juan Carlos Varela con un 29,1%. Pero cuando se conocieron los resultados de los comicios del 4 de mayo, la situación fue muy distinta: Varela obtuvo la mayor cantidad de votos consiguiendo 39,1%, diez puntos sobre Arias.
Así, en el blog estadounidense Five Thirty Eight, dedicado a temas de esta industria, el analista Nate Silver, señaló que la baja tasa de personas que responde a una encuesta ha hecho que estos estudios se alejen del resultado electoral. "Incluso los sondeos que hacen todos los esfuerzos para contactar a una muestra representativa de votantes, ahora sólo consiguen una respuesta del 10%", señaló, agregando que esta baja tasa de participación también ha elevado los costos.
"Hay que revisar métodos de relevamiento, estamos en un momento muy particular del sistema de encuestas porque hay metodologías muy heterogéneas: cara a cara, telefonía fija, telefonía celular y encuestas por Facebook. Estamos en un momento con cambios en el electorado, donde hay pequeños segmentos de la población que se definen a último momento y eso es un problema", explicó Zuasnabar al diario uruguayo El País.